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lunes, 11 de marzo de 2013

Dando la nota

4/10
Pitch Perfect (Estados Unidos, 2012).
Dirección: Jason Moore.
Intérpretes: Anna Kendrick, Anna Camp, Rebel Wilson, Adam DeVine, Brittany Snow, Skylar Astin.
Guión: Kay Cannon y Jeffrey Roda.
Música original: Christophe Beck y Mark Kilian.
Fotografía: Julio Macat.
Montaje: Lisa Zeno Churgin.
Idioma: Inglés.
Duración: 112 minutos.



It´s Glee meets nothing


Al igual que sucedió con la serie Glee en sus inicios, Dando la nota (Pitch perfect) se nos vende como una comedia musical transgresora y con mala leche; y al igual que sucede con Glee, la mala leche brilla por su ausencia. “It´s Bridesmaids meets Ted” rezaba la publicidad de la película que se podía ver hace unos meses en los autobuses urbanos londinenses, una broma de mal gusto destinada a engañar al espectador y venderle gato por liebre.

La película no es más que una comedia musical con canciones pop rancias y resobadas, versionadas sin el menor gusto; y unos chistes facilones que solamente consiguen hacer gracia cuando los pronuncian Rebel Wilson o Adam DeVine.

Lo cierto es que se deja ver la mayor parte del tiempo, pero lo cien veces visto de su argumento puede hacerla seriamente infumable para el público más exigente. Ni siquiera las siempre estimulantes presencias de Anna Kendrick y Anna Camp, aquí simplemente correctitas, consiguen sacar a la película del letargo en el que se instala desde el primer minuto.

Típica historia de inadaptados que consiguen sobreponerse a las trabas que les pone el sistema a la hora integrarse -un calco del argumento de esa horrible serie que es Glee- resultando dicho proceso enriquecedor tanto para los loosers de turno como para los populares de la ‘uni’.

A las pegas que se le pueden poner a la película hay que añadir la falta de fuerza que aporta a la realización su director, curtido en series de televisión de medio pelo. Jason Moore, que así se llama el elemento, parece no conocer la diferencia entre dirigir un episodio de una serie -en el que tiene que haber un predeterminado estilo visual para no truncar la coherencia interna- con el hecho de dirigir cine. Moore no se esfuerza en aportar su granito de arena para que la película levante el vuelo, y se limita a poner la cámara delante de los actores, dejándolo todo en las manos de estos y los guionistas.


Al final uno se queda con la sensación de que se trata de una película completamente innecesaria, un spin-off de Glee con mejores actores pero muy poquito más; o lo que es lo mismo, una de esas películas que debería ir directamente a las páginas de descarga ilegales sin la necesidad del paso previo por los cines.





David Sancho




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