Dirección:
Derek Cianfrance.
Intérpretes:
Ryan Gosling, Michell Williams, Faith Wladyka, John Doman, Mike
Vogel.
Guión:
Derek Cianfrance, Joey Curtis, Cami Delavigne.
Música
original: Grizzly Bear.
Fotografía:
Andrij Parekh.
Montaje:
Jim Helton, Ron patane.
Idioma:
Inglés.
Duración:
112 minutos.
7/10
Amor
ilusorio, desamor real
Seamos
claros. Blue Valentine no hubiera sido lo mismo sin
la presencia de dos de los mejores intérpretes del Hollywood actual.
Tanto Ryan Gosling como Michelle Williams han demostrado en numerosas
ocasiones su enorme capacidad para llenar de vida a personajes
complejos. Ambos pertenecen a esa rara estirpe que derrocha carisma y
talento a partes iguales. Es sencillo (o eso parece) que un film cuyo
peso recae de manera casi exclusiva en su pareja protagonista, salga
tan bien cuando estos poseen tal calidad.
Con
un par de años de retraso al fin podemos ver en las pantallas
españolas uno de los filmes indies más prestigiosos de 2010.
El concepto es tan básico como mostrar el amor en sus dos momentos
antagónicos: el enamoramiento inicial y la descomposición final.
Todo está contado con sensibilidad, y sobre todo, con gran
credibilidad. Algo a lo que contribuyen decisivamente los
protagonistas con su trabajo.
Desde
el principio vamos viendo la fractura matrimonial que el personaje
masculino se resiste aceptar, mientras el director busca el contraste
permanente con los flash-back que rememoran el pasado idílico.
Cianfrance nos ahorra el paso intermedio, el proceso por el que una
pareja feliz llega al punto de no retorno. Tampoco es necesario. Se
pueden intuir algunas de las razones que han llevado a Cindy hasta
ese extremo. Visiones vitales que divergen. A ella le desespera la
simpleza de Dean, su falta de inquietudes. Incluso le llega a poner
nerviosa la gran dedicación familiar de él.
Aunque,
en el fondo, todo se resume en un principio básico: el amor
romántico está expuesto a un alto porcentaje de agotamiento. Algo
que se relaciona muy directamente con otra idea muy presente: lo
azaroso del amor. Una relación que empieza por estar en el
momento y lugar adecuados. Y por la insistencia de Dean, que
aprovecha la debilidad de Cindy. En otra circunstancia, ella jamás
se hubiera fijado en él. Así, no es tan extraño que ella sea la
que se acabe cansando. La tan comentada secuencia en la que una baila
y el otro canta -aparte de ser encantadora- pone de manifiesto como
algún momento de diversión y espontaneidad puede inclinar la
balanza hacia el amor, aunque éste sea una mezcla entre lo real y lo
ilusorio.
La
otra secuencia clave del film tiene lugar en una hortera habitación
de motel, donde se dan cita todos los sentimientos encontrados.
Rencores, cariño, frustración, miedo, esperanza, lástima...un muy
fiel retrato de una relación agonizante, que acaba muriendo en una
violenta secuencia. Entonces recordamos la secuencia en la que Dean
es apalizado por un ex-novio celoso, y el círculo se cierra.
Película
sobre el desamor que se eleva gracias a la química de una pareja de
intérpretes magníficos, capaces de reflejar tanto la complicidad
como el frío. La ilusión del principio, y la desesperanza
inevitable de una muerte anunciada. Y es que cuando uno se enamora,
las probabilidades de que ese sentimiento se termine agotando son
altísimas. Sobre todo, si no hay un mínimo terreno común en el que
edificar algo sólido.
Manuel
Barrero Iglesias
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