Dirección:
Tom Hooper.
Intérpretes:
Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Eddie
Redmayne, Sacha Baron Cohen, Helena Bonham Carter.
Guión:
William Nicholson; basado en la novela de Victor Hugo, y en la obra
de Claude-Michel Schönberg, Alain Boubill y Jean-Marc Natel
Fotografía:
Danny Cohen.
Montaje:
Chris Dickens, Melanie Oliver.
Idioma:
Inglés.
Duración:
157 minutos.
4/10
La
miseria como espectáculo
Versiones
de la novela de Victor Hugo hay para aburrir. Teatro, cine,
televisión…cualquier formato imaginable ha aprovechado las
posibilidades de este relato épico-romántico. A estas alturas,
resulta complicado impactar con un material tan sobado; así que el
cine ha decidido que ya era hora de saquear el exitoso musical que
lleva campeando casi treinta años por los escenarios de medio mundo.
Las cosas se han tratado de hacer con cuidado, y muchos de los
responsables de la obra se han involucrado en el film: Cameron
Mackintosh, Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg han participado
de forma activa en labores de producción.
Ahora
bien, la decisión fundamental se encuentra en la elección del
director, responsabilidad que ha caído en Tom Hooper. Sí, aquel
que ganó el Oscar por El discurso del rey, cuando todos
sabíamos que ese premio debía ser para David Fincher. El caso es
que la labor de Hooper ha generado no poca controversia, debido a
algunas decisiones que no siempre benefician al film. Pero más allá
de opciones estilísticas, el film parte de una premisa: todo es
cantado. Un musical puro y duro, con dos horas y media en las que
apenas hay respiro. Una sobresaturación que se termina haciendo
difícilmente soportable.
La otra
decisión fundamental es la de grabar las canciones durante el
rodaje, en lugar del habitual método con playback posterior. En este
caso sí acierta el director, con una fórmula que permite a sus
intérpretes sacar toda la intensidad que requieren sus personajes.
El problema es que no todos están a la altura de las circunstancias.
El pétreo Russell Crowe poco más puede dar de sí, mientras Hugh
Jackman alterna grandes momentos con otros que rozan lo ridículo.
Bien Eddie Redmayne, lástima que su personaje se sitúe en el tramo
más cargante del film. La que mejor aprovecha su oportunidad es
Anne Hathaway, que aguanta con fuerza ese larguísimo plano con el
que borda su canción estrella. Y tampoco me quiero olvidar de la
secundaria que encarnada por Samantha Barks, cuya presencia es de lo
más potable de esa segunda mitad.
Y es
que cuando el film se pone épico, a Hooper la cosa le viene grande,
y Los miserables termina haciendo aguas de forma
preocupante. No cabe la emoción en un espectáculo
atiborrado, que termina por embotar los sentidos. Cierto es que
en las distancias cortas el director se maneja mejor, y consigue
transmitir algo más. No obstante, hay recursos de los que abusa de
mala manera. El mar de lágrimas en primer plano puede conmover la
primera vez, pero termina cansando. Hasta dos personajes tan
divertidos (en la primera mitad) como los de Baron Cohen y Bonham
Carter terminan siendo cargantes.
La
película está decidida a convertir todo en un espectáculo. Incluso
el sufrimiento. Sobre todo, el sufrimiento. Ese París miserable
que no esconde la pobreza y la enfermedad, pero que la muestra de
forma circense, en una continua y grotesca exageración. Así que
tras un primer tercio que incluso deja caer algún gran momento, el
aparatoso castillo de naipes se desmorona con suma facilidad.
Manuel
Barrero Iglesias
Para mi, el mayor defecto de esta película es que es un coñazo increíble.
ResponderEliminarMuy de acuerdo en que Hathaway está soberbia y que Jackaman en el inicio está de Oscar pero que se va desinflando poco a poco.
La mejor y lo mejor de la película es Samantha Banks, sin duda :)
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