Dirección y guión: Pascal Laugier.
Intérpretes: Jessica Biel, Stephen
McHattie, Jodelle Ferland, William B. Davis, Samantha Ferris, Eve Harlow.
Música original: Todd Bryanton.
Fotografía: Kamal Derkaoui.
Montaje: Sébastien
Prangère.
Idioma: Inglés.
Duración: 106 minutos.
Poco brillo y demasiadas
sombras
Nueve
meses después de su estreno en Estados Unidos, y cuatro de su salida en DVD en dicho
país, llega a nuestras carteleras el debut americano -realmente la película es
una coproducción con Francia y Canadá- de Pascal
Laugier; director que cosechó un moderado éxito con su anterior película, Martyrs.
Con El hombre de las sombras, originalmente titulada The Tall Man, continúa en el cine de terror pero con menor tendencia a la casquería
y mayores dosis de intriga. La película nos cuenta la historia de un pueblo
en el que desde hace un tiempo desaparecen niños pequeños de manera misteriosa.
La culpa de dichas desapariciones se le atribuye a un misterioso hombre al que
nadie ha podido identificar. En el pueblo vive una enfermera (Jessica Biel) que
un día ve como su hijo es raptado. Dicha enfermera no se quedará de brazos
cruzados e intentará por todos los medios recuperar a su hijo.
La
cinta, la mayor parte del tiempo, no
funciona mal como cine de intriga, siempre transmitiendo la sensación de
que en ese pueblo está sucediendo algo más de lo que Laugier nos deja ver en un
primer momento. Uno de los mayores
logros de la película es conseguir que el mismo pueblo se convierta en un
personaje más, con sus paisajes, sus minas y sus inquietantes habitantes.
Jessica Biel
encabeza la función y cumple. No es que haga una interpretación meritoria, pero
está convincente y, sobre todo, da el do
de pecho cuando la cosa se pone física. De entre el resto del reparto
poquito que destacar. No es que se trate de una película de actores, pero si
hubiese que quedarse con alguien seguramente sería con Stephen McHattie, siempre
transmitiendo esa sensación que transmite todo el pueblo que va de la cercanía
a la desconfianza.
La película arranca bastante
bien, narrada con solvencia y, sin ser una intriga de nivel, consigue que
conservemos el interés en lo que se nos está contando. Los problemas aparecen cuando Laugier
comienza a desvelar los misterios de la película, siempre mucho más
previsibles y menos impactantes de lo que el espectador espera y desea.
Un final descafeinado lastra
completamente una película que podría haber sido resultona, pero que se queda
en poquita cosa al no conseguir rematar la jugada;
especialmente porque durante toda la película se nos está preparando para un
desenlace que prevemos impactante pero que no llega a serlo. Por lo tanto la
película acaba convirtiéndose en meras buenas intenciones que nunca llegan a resultar
nada verdaderamente fascinante.
David Sancho
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