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domingo, 6 de enero de 2013

Despedida de soltera

Bachelorette (EE.UU., 2012).
Dirección y guión: Leslie Headland.
Intérpretes: Kirsten Dunst, Isla Fisher, Lizzy Caplan, Rebel Wilson, Adam Scott, James Marsden, Andrew Rannells, Karl Bornheimer.
Música original: Andrew Feltenstein, John Nau.
Fotografía: Doug Emmett.
Montaje: Jeffrey Wolf.
Idioma: Inglés.
Duración: 87 minutos.



5/10



La copia de la copia de una copia


Es costumbre en Hollywood aprovechar el éxito rotundo e inesperado de alguna película, pa estrenar poco después un par de productos de características similares. Está muy claro que la única razón de ser de una película como Despedida de soltera es el enorme éxito cosechado por la excelente La boda de mi mejor amiga, que a su vez es considerada por algunos una copia femenina de Resacón en Las Vegas, aunque en esto ya no estoy tan de acuerdo.

La idea de partida es la misma que la de las anteriormente citadas: una despedida de soltero que se va de madre; pero lo que hace que esta película esté muy por debajo de ellas es que ni tiene su capacidad de sorpresa, ni el talento de sus creadores para hacerla disfrutable desde el primer minuto hasta el último.

Algo que hay que agradecerles a sus creadores, es que por lo menos se lo han tomado en serio. Para la ocasión han contado con un reparto de lo más solvente con una Kirsten Dunst a la cabeza que sorprende por su capacidad para ser divertida y despreciable al mismo tiempo. A Kirsten la acompañan Lizzy Caplan -una actriz a la que parece que nadie ha conseguido sacarle todavía todo su potencial-, Rebel Wilson -actriz que está presente en todas las comedias femeninas de de los últimos meses-, e Isla Fisher -cada vez más asentada en el mundo de la comedia-. Entre los varones destacar a Adam Scott, actor del que siempre se agradece su presencia, y James Marsden, al que no le tengo un especial aprecio, pero que esta vez está bastante aceptable como ser despreciable y egocéntrico.

Otra cosa que juega a favor de la película es su corta duración y el hecho de que el ritmo no decaiga en ningún momento. En el otro lado de la balanza estaría el hecho de que no haya ningún chiste especialmente bueno o una situación realmente original o emocionante. No hay nada en la película que haga que la quieras ver otra vez, pero a su vez uno no acaba agotado con su visionado. Es el perfecto ejemplo de película de usar y tirar, una de esas cintas que apetece ver una tarde de domingo tirado en el sofá, una de esas tardes en las que uno no quiere pensar mucho y solo busca entretenimiento facilón.


David Sancho



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