Dirección:
Miguel Courtois.
Intérpretes:
Luis Tosar, Martina García, Gilberto Ramirez.
Guión:
Antonio Onetti.
Música
original: Thierry Westermeyer.
Fotografía:
Josu Inchaústegui.
Montaje:
Jean-Paul Husson
Idioma:
Español.
Duración:
109 minutos.
5/10
Tour
de force Tosar
Para
bien y para mal, esta película es Luis Tosar. Su descomunal
trabajo, incluida una tremenda labor para conseguir el acento
adecuado, invade todo la película. Basada en una historia
real, el actor da vida a un campesino colombiano que vive toda una
odisea tras tener que cuidar un bebé que le entregan las FARC. Toda
una pesadilla vivida por alguien que se convierte en un pequeño
héroe cotidiano que tiene que luchar por la simple supervivencia: La
suya, la de su familia, y la del niño que le han entregado.
Pero
el parecido de Tosar con el verdadero José Crisanto es nulo. De
hecho, el físico del actor español se aleja bastante del que
imaginamos en un campesino colombiano. Es probable que con un
actor desconocido de la zona la película hubiese ganado en verdad. Y
es que es inevitable salir de la película en determinados momentos
para pensar en el tremendo trabajo de Tosar, o simplemente para
examinar con lupa su acento. Pero es muy probable que la película
no se hubiera hecho sin su presencia. Son las contradicciones del
cine.
Eso
sí, los escenarios en los que se ha rodado el film contribuyen de
forma decisiva a crear esa sensación de realismo tan necesaria en
trabajos de estas características. Con mención especial a esa
primera parte, en la que el director nos introduce en lo más
profundo de la selva. Son los momentos de más verdad, esos pequeños
instantes de cotidianidad en los que observamos la vida de José
Crisanto y su familia. De hecho, el mayor hallazgo lo encontramos
en el personaje que interpreta Martina García, con el que el
director nos habla del machismo dominante en el mundo, muy presente
en zonas rurales. La secuencia del polvo entre los cónyuges deja
claro que a ella lo que le importa son sus hijos (idea que se hace
aún más clara posteriormente), y que ella no ha escogido al hombre
que tiene al lado.
Dirige
Miguel Coutois, siempre interesado en la vida política. Sus
producciones españolas se habían centrado en el terrorismo de
nuestro país con El Lobo y GAL, películas que
trataban de lleno el meollo de la cuestión. Ahora, se marcha a un
conflicto lejano, para contar una historia desde la perspectiva del
inocente, de aquello que llaman daño colateral. Como telón de
fondo, otro conflicto armado. Aunque eso, en esta ocasión solo es el
marco. El director se vuelva en la historia humana, en el drama
personal. Y como tal, la película es poco más que correcta. Sin
grandes virtudes, ni notorios defectos. Una sucesión de hechos
que nos pueden conmocionar porque conocemos la historia real, pero
que desde el punto de vista cinematográfico no es nada excepcional.
Manuel
Barrero Iglesias
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