Dirección:
Julian Farino.
Intérpretes:
Hugh Laurie, Leighton Meester, Catherine Keener, Alia Shawkat,
Allison Janney, Oliver Platt, Adam Brody.
Guión:
Ian Helfer, Jay Reiss.
Música
original: Klaus Badelt, Andrew Raiher.
Fotografía:
Steven Fierberg.
Montaje:
Carole Kravetz, Jeffrey M. Werner.
Idioma:
Inglés.
Duración:
90 minutos.
4/10
Lío
en New Jersey
Esta
película es un caso ejemplar de aquello que “podría haber sido”,
pero en ningún momento es. Una comedia, jugando a ser incisiva, que
trata de utilizar el ambiente navideño para sacar a flote la crisis
de un par de “perfectas” familias americanas. El
desencadenante de todo el lío es una relación adúltera que el
padre de una de las familias mantiene con la hija de la otra.
Los
mejores momentos del film llegan al retratar la estúpida
incomprensión de la que el ser humano hace gala en este tipo de
situaciones. Ya sabemos, esa dañina tendencia al
conservadurismo. Durante buena parte del metraje, los únicos
personajes que demuestran cordura son los que forman el epicentro del
terremoto, mientras nos reímos bien a gusto de la patética actitud
del resto. Que podríamos ser cualquiera.
El
problema es que La hija de mi mejor amigo no es más que otra
comedia al uso. El tono ligero acaba cansando, y la farsa deja
poco lugar a la reflexión. Lo punzante se queda en algo superficial,
y el director escarba muy poco en la psicología de unos
personajes tan delimitados que acaban ofreciendo un solo registro.
Y
luego llega el desenlace. Una conclusión en la que todo queda
perfectamente cerrado, con todos los personajes aprovechando la
experiencia para madurar y convertirse en mejores personas. Se
confirma todo lo que ya habíamos adivinado hace tiempo: esa supuesta
capa de incorrección no es más que un burdo engaño. Al final,
la película es tan conservadora como cualquier otra. Y como esos
personajes de los que se burla de manera tan condescendiente.
Manuel
Barrero Iglesias
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