Infancia
clandestina (Argentina-España-Brasil, 2012).
Dirección:
Benjamín Ávila.
Intérpretes:
Teo Gutiérrez Romero, Violeta Palukas, Natalia Oreiro, César Troncoso, Ernesto
Alterio.
Guión: Benjamín
Ávila, Marcello Müller.
Música original: Marta
Roca Alonso, Pedro Onetto.
Fotografía: Iván
Gierasinchuk.
Montaje:
Gustavo Giani.
Idiomas:
Español, portugués.
Duración:
112 minutos.
6/10
Madurez impuesta
No es nada novedoso el
enfoque que utiliza Benjamín Ávila. Hablar de una situación convulsa (en este
caso la dictadura argentina) a través de los ojos de un niño es un recurso muy
recurrente (y también efectivo). En la conciencia colectiva
siempre quedará Anna Frank y su diario, pero hay cientos de ejemplos más. Sin
ir más lejos, en la misma Argentina tenemos Kamchatka,
película de gran sensibilidad dirigida por Marcelo Piñeyro.
Infancia
clandestina es
un trabajo de innegables toques autobiográficos, lo que le confiere en
determinados momentos grandes dosis de realidad.
Especialmente en todo a lo que se refiere al protagonista adolescente. Porque
sí, la película tiene como fondo la dictadura, aunque lo que de verdad ofrece
es un agridulce relato de ese paso tan importante que supone dejar atrás la
niñez.
Me parece envidiable la
coherencia con la que se mantiene siempre el punto de vista.
Toda la lucha política que mantienen sus padres, su tío y los demás compañeros,
jamás es tratada en profundidad. Lo que puede parecer superficial, no es tal;
ya que es básico cuando se opta por un enfoque claro, no salirse nunca de él. Y
todo lo que nos cuenta el film lo hace a través de los ojos de Juan, que son
los ojos del director, quien vivió una situación muy parecida en su infancia.
Por
eso, más que una película sobre la dictadura argentina, Infancia clandestina es un trabajo muy íntimo, una historia de
crecimiento personal. Y muy
especialmente, una historia de amor. Un muy bello romance impregnado de toda la
inocencia adolescente. Muy buena química entre los dos actores jóvenes, que
hacen creíbles a sus personajes. Todo lo contrario ocurre con Natalia Oreiro,
cuya deficiente interpretación no ayuda a hacer cercana a la madre del
protagonista. Mientras, el siempre solvente Ernesto Alterio poner la nota de
color con el inevitable personaje adulto que ofrece complicidad al menor.
Lo
decíamos al principio. No estamos ante una película que vaya ofrecer nada
nuevo. Pero el director se mueve en un terreno que domina muy bien. Una película que le sale de dentro, en la
que se nota el inmenso cariño que hay puesto en ella. Una vuelta a la
infancia/adolescencia que trata de imponerse a las circunstancias. La lucha por
ser uno más cuando las circunstancias te lo impiden. Y un film que se permite algún lujo estilístico, como ese par de secuencias animadas.
Manuel
Barrero Iglesias
Gran calidad en la producción y el reparto (César Troncoso, Teo Gutierrez, Natalia Oreiro). De las cosas que más me llamaron la
ResponderEliminaratención cuando leí la sinopsis, fue la forma en que se lleva a cabo la historia, mediante la perspectiva de un pequeño.