Dirección:
Jonathan Dayton, Valerie Faris.
Intérpretes:
Paul Dano, Zoe Kazan, Chris Messina, Annette Bening, Antonio
Banderas.
Guión:
Zoe
Kazan
Música
original:
Nick Urata.
Fotografía:
Matthew Libatique.
Montaje:
Pamela
Martin.
Idioma:
Inglés, francés.
Duración:
104 minutos.
5/10
Little
Miss Perfect
Tras
el éxito de Pequeña Miss Sunshine, Dayton y Faris se
han tomado su tiempo para volver a ponerse tras las cámaras. Y
vuelven con el mismo espíritu indie light, ese que es apto para
todos los públicos. Tanto su ópera prima, como este su segundo
trabajo corren muy poco riesgos; y se vuelcan en conseguir la
complicidad del gran público, a través de una propuesta amable y
encantadora.
Cierto
es que no faltan la ironía o el sarcasmo, pero están muy bien
medidas las dosis de mala leche dentro de un conjunto que termina
dejando una sensación siempre agradable. Para Ruby
Sparks, los autores recurren a algo que ya hemos visto
muchas veces en pantalla. La crisis del autor, y personajes de
ficción que cobran vida. Hay mucho de Woody Allen en este film, que
nos remite inevitablemente a La rosa púrpura de El Cairo o
Desmontando a Harry.
A
través de de este juego realidad/ficción los autores desarrollan
una historia romántica que quiere ser reflexión sobre unos cuantos
temas: el amor, la creación, o cómo afrontar conflictos. Y ahí
caben la idealización del ser amado, la frustración tras el periodo
de enamoramiento, la renuncia, la posesión, aceptar al otro tal cual
es...en definitiva, el siempre arduo camino hacia la madurez.
Con
un final que se antoja feliz en exceso, el film consigue hacernos
pasar un rato agradable. La inspiración es mucho menor que en
Pequeña Miss Sunshine, cuya modestia en la propuesta le hacía
mucho bien. Ruby Sparks es bastante más ambiciosa, pero no
tiene la suficiente consistencia como para calar hondo. La misma
ligereza que hace de ella algo para disfrutar en el momento, también
provoca que el film ni se acerque a ser algo que realmente deje poso.
Manuel
Barrero Iglesias
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