"Me gusta la ciencia-ficción porque casi exige combinarse con otro género".
Rian
Johnson deslumbró en 2005 con Brick, revisión del cine negro
ambientada en un instituto. Tras ese prometedor debut llegó la
frialdad con la que se acogió The Brothers Bloom, comedia
protagonizada por Rachel Weisz y Adrien Brody. Siempre guionista de
sus películas Johnson vuelve al cine de género, esta vez mezclando
el negro con la ciencia-ficción. El resultado es Looper, un
film con el que recupera el buen pulso, y que vuelve a colocar a
nuestro protagonista en la primera plana de la actualidad
cinematográfica. Su nombre vuelve a ser considerado como uno de los
más prometedores del panorama hollywoodiense.
Por Manuel Barrero Iglesias
Pero
él se quita presión cuando le preguntamos si siente esa
responsabilidad. Se ríe casi con vergüenza, y modestamente nos
dice: “Estoy encantado de que la gente disfrute con la película,
pero sugiero que el espectador entre con bajas expectativas, así la
disfrutará más”.
El
film utiliza la temática de los viajes en el tiempo como herramienta
que usa el crimen organizado: “Lo usé porque era un buen punto
de partida para la película. Si algún día se inventara esto de
viajar en el tiempo, sería algo tan peligroso que solo las
organizaciones criminales lo usarían. Pero creo que no se va a
inventar nunca. Es una fantasía, igual que los unicornios”.
Las
películas con viajes temporales siempre corren el riesgo de caer en
incoherencias, ¿usó Johnson algún método para evitar esto?:
“Lo que hice fue fijarme en películas que sí lo han hecho bien,
como por ejemplo el primer Terminator. En esa
película se plantea la situación del viaje en el tiempo, pero luego
se retira, no se complica. También me gustan películas como Doce
monos o Primer, donde el viaje en el
tiempo está presente continuamente, y me deja alucinado cómo lo han
podido hacer los guionistas. Pero yo prefiero la manera más simple”.
Hablando
de Primer, su director Shane Carruth aparece en los
agradecimientos: “Había prevista una secuencia con efectos
especiales en la que el personaje de Bruce Willis perdía los
recuerdos de su mujer a través de una especie de niebla de cristal.
Pero al final tuvimos que eliminar la secuencia, y ahí se quedó la
colaboración”.
Un
Bruce Willis al que el director admira mucho: “Cuando
cogí el coche para conocerle, me temblaban las manos. Luego, cuando
lo conoces y trabajas con él; es un hombre tan dulce, generoso y tan
buen actor, que todo es muy fácil”.
El
otro protagonista del film es Joseph Gordon-Levitt, cuyo rostro fue
transformado para que se pareciera lo más posible al de Willis
(ambos interpretan al mismo personaje, con algunos años de
diferencia): “Siempre pensé usar una prótesis para la cara de
Joe, fuera quien fuera el que hiciera su otro yo”.
Johnson
confiesa que este personaje tiene sus raíces en el cine negro:
“Pienso en Casablanca, el personaje de
Bogart al principio de la película es egoísta y no se arriesga por
nadie, pero al final cambia. Aquí también se da esa evolución.
Este tipo de antihéroe tiene su origen en el cine negro de
Hollywood. Es algo que me encanta, y me gusta volver a esas raíces”.
Entonces,
¿la familia y el amor pueden cambiar conductas?: “Eso espero,
es nuestra última esperanza. Nuestra mejor baza es criar bien a
nuestros hijos. No siempre funciona, pero es mejor solución que
intentar resolver los problemas del mundo a través de las armas”.
Muchas
veces, la ciencia-ficción quiere mandar mensajes sobre el mundo que
nos espera. ¿Este es el caso de Looper, o simplemente estamos
ante un ejercicio de estilo?: “Ni una cosa, ni la otra. No haría
una película solo para hacer un ejercicio de estilo, pero pienso que
si hay algún mensaje de tipo político puede quedar anticuado
enseguida. Para mí se trata de utilizar estos elementos para
examinar más profundamente la condición humana: las emociones, las
relaciones...eso es lo que me interesaba”.
Aparte
de Terminator, también podemos encontrar similitudes con otro
clásico como Blade Runner: “Es delicado, porque soy un
fan de la ciencia-ficción, de esas dos películas. No quería pensar
demasiado conscientemente en ellas, porque no quería que Looper
fuera un listado de referencias de otras películas. Así que intenté
dejar eso fuera, en todo caso en el inconsciente, y centrarme en las
necesidades de esta historia”.
Y
a pesar de todo, la ambientación de la película no es demasiado
futurista: “Quería un mundo más realista. Primero, porque
visualmente me parecía más interesante. Y segundo, porque en la
primera media hora el espectador tiene que entender una serie de
elementos complicados, y quería que al menos el entorno fuera
reconocible”.
Con
Brick consiguió darle aire fresco al cine negro, y ahora con
Looper lo ha hecho con la ciencia-ficción. ¿Cuáles son los
siguientes retos que se plantea? “Ahora tengo en la cabeza cosas
de ciencia-ficción. Me gusta mucho, porque es un género que casi
exige combinarse con otro, y eso me gusta”.
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