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martes, 2 de octubre de 2012

Somos la noche

Wir sind die Nacht (Alemania, 2010).
Dirección: Dennis Gansel.
Intérpretes: Karoline Herfurth, Nina Hoss, Jennifer Ulrich, Anna Fischer, Max Riemelt.
Guión: Jan Berger, Dennis Gansel.
Música original: Heiko Maile.
Fotografía: Torsten Breuer.
Montaje: Ueli Christen.
Idioma: Alemán.
Duración: 100 minutos.



3/10

Retrasadas vampiras

Con un retraso de dos años llega a la cartelera esta cinta de origen alemán de Dennis Gansel, el alabado realizador de La ola. Somos la noche, resultaría galardonada con el gran premio del jurado del festival de Sitges en su edición de 2010, aunque desconocemos las razones de su tardío estreno en nuestro país, ya que todos los factores apuntaban para todo lo contrario.

Y es que la cinta, protagonizada por un matriarcado vampírico en el cual su líder adoptará a una nueva y rebelde criatura al creer ver en ella al amor de su vida, aporta más bien poco al género. A pesar de que el inicio del filme es bastante prometedor, -las tres vampiresas se lanzan al vacío desde un avión tras acabar con toda su tripulación-, incluso en su planteamiento -la mutación que sufre la protagonista, de raterilla de tres al cuarto a reina de la noche convirtiéndose así en el nuevo juguete sexual de la legendaria vampira-. Pero poco a poco, todo lo expuesto se va desplomando para centrarse en más de lo mismo: la investigación y posterior persecución de estas peligrosas chicas, en lugar de lo que hubiera sido más atrayente, adentrarse en el universo vampírico propuesto.


Esta caída en picado tampoco consiguen salvarla los personajes que van paseando a través de la pantalla, sino más bien todo lo contrario. El grupo de vampiresas, resulta a cada cual más plana y estereotipada: Louise, la sensual y temible líder de 250 años de edad, dama de compañía de Federico el Grande; Charlotte, la imperturbable estrella del cine mudo -pura pose continua-, en lo que es todo un homenaje al expresionismo alemán introducido con calzador durante una de las secuencias, en la que ella misma está viendo una de sus películas; Nora, la insufrible fiestera de los noventa -que deseas que desaparezca desde el primer minuto-; o Lena, la sosísima cenicienta protagonista, -que resulta tan antipática que el espectador nunca se termina por identificar-. Y para seguir cayendo en más tópicos, también tenemos el amor imposible entre la nueva vampira y el policía humano que investiga los extraños sucesos que acontecen en la ciudad.

Aunque quizá el principal error de Somos la noche sea pretender pasar por un blockbuster made in Hollywood, perdiendo con esto toda la poca personalidad que podría darle su origen germano, y más aún teniendo como precedente a la saga Crepúsculo, contra la cual más bien poco puede hacer, con lo que parece que encima se apunte a la moda vampírica. Con todo esto, habrá que esperar al más que probable remake americano, que seguramente le confiera mayor espectacularidad y un plantel de actores conocidos que harán que la historia llegue a más gente de la que la ha visionado en este más que discreto paso de puntillas por nuestra cartelera.

Jesús Palop

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