Dirección:
Dennis Gansel.
Intérpretes:
Karoline Herfurth, Nina Hoss, Jennifer Ulrich, Anna Fischer, Max
Riemelt.
Guión:
Jan Berger, Dennis Gansel.
Música
original: Heiko Maile.
Fotografía:
Torsten Breuer.
Montaje:
Ueli Christen.
Idioma:
Alemán.
Duración:
100 minutos.
3/10
Retrasadas
vampiras
Con
un retraso de dos años llega a la cartelera esta cinta de origen
alemán de Dennis Gansel, el alabado realizador de La ola.
Somos la noche, resultaría galardonada con el gran premio del
jurado del festival de Sitges en su edición de 2010, aunque
desconocemos las razones de su tardío estreno en nuestro país, ya
que todos los factores apuntaban para todo lo contrario.
Y
es que la cinta, protagonizada por un matriarcado vampírico en el
cual su líder adoptará a una nueva y rebelde criatura al creer ver
en ella al amor de su vida, aporta más bien poco al género. A
pesar de que el inicio del filme es bastante prometedor, -las
tres vampiresas se lanzan al vacío desde un avión tras acabar con
toda su tripulación-, incluso en su planteamiento -la
mutación que sufre la protagonista, de raterilla de tres al cuarto a
reina de la noche convirtiéndose así en el nuevo juguete sexual de
la legendaria vampira-. Pero poco a poco, todo lo expuesto se va
desplomando para centrarse en más de lo mismo: la investigación
y posterior persecución de estas peligrosas chicas, en lugar de lo
que hubiera sido más atrayente, adentrarse en el universo vampírico
propuesto.
Esta
caída en picado tampoco consiguen salvarla los personajes que van
paseando a través de la pantalla, sino más bien todo lo contrario.
El grupo de vampiresas, resulta a cada cual más plana y
estereotipada: Louise, la sensual y temible líder de 250 años
de edad, dama de compañía de Federico el Grande; Charlotte, la
imperturbable estrella del cine mudo -pura pose continua-, en lo que
es todo un homenaje al expresionismo alemán introducido con calzador
durante una de las secuencias, en la que ella misma está viendo una
de sus películas; Nora, la insufrible fiestera de los noventa -que
deseas que desaparezca desde el primer minuto-; o Lena, la sosísima
cenicienta protagonista, -que resulta tan antipática que el
espectador nunca se termina por identificar-. Y para seguir
cayendo en más tópicos, también tenemos el amor imposible entre la
nueva vampira y el policía humano que investiga los extraños
sucesos que acontecen en la ciudad.
Aunque
quizá el principal error de Somos la noche sea
pretender pasar por un blockbuster made in Hollywood, perdiendo con
esto toda la poca personalidad que podría darle su origen germano, y
más aún teniendo como precedente a la saga Crepúsculo,
contra la cual más bien poco puede hacer, con lo que parece que
encima se apunte a la moda vampírica. Con todo esto, habrá que
esperar al más que probable remake americano, que seguramente le
confiera mayor espectacularidad y un plantel de actores conocidos que
harán que la historia llegue a más gente de la que la ha visionado
en este más que discreto paso de puntillas por nuestra cartelera.
Jesús
Palop
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