Comienza la 45 Edición del
Festival de Cine Fantástico de Catalunya. Sitges acoge del 4 al 14 de octubre
lo mejor del género a nivel internacional. En sus distintas secciones podremos
ver los últimos trabajos de gente como David
Cronenberg, Takeshi Kitano, Dario Argento, Jennifer Lynch, Tsui Hark,
Tim Burton, Takashi Miike, Léos Carax,
Kim Ki-duk o Rob Zombie. Enorme variedad en una programación con la que es
imposible aburrirse.
De la jornada inaugural
comentaremos dos filmes. El de inauguración, honor que correspondió a la
española El cuerpo; y dentro de la sección Noves Visions, vimos For
Love’s Sake, del prolífico (y siempre interesante) Takashi Miike.
El cuerpo (Oriol Paulo)
Debut en la dirección del
guionista de Los ojos de Julia, que
deja clara su predilección por el suspense
hitchcokiano. Una película con cadáver que desaparece, con crimen que
pretende ser perfecto, con personajes torturados por traumas anteriores. Y con
secretos, muchos secretos que se materializan en golpes de efecto. Quizás haya un abuso del factor sorpresa
en la parte final, pero lo cierto es que el
guión acaba muy bien cerrado y sin errores de bulto (algo que se agradece
en los tiempos que corren).
Buena
atmósfera para un producto, eso sí, que no deja de ser un sucedáneo. Lo
bueno es que el director controla muy
bien el tempo del suspense, manteniendo siempre la atención del espectador.
Y atención a Belén Rueda, en el que probablemente sea su mejor trabajo, con un
personaje algo distinto de lo que nos tiene acostumbrado.
For Love’s Sake (Takashi Miike)
Una de las dos películas que
el japonés presenta este año es esta adaptación del manga creado por Ikki
Kajiwara y Takumi Nagayasu. Una historia
de amor adolescente, pero con ese inconfundible toque violento de Miike,
donde las palizas se suceden sin ningún rubor. Hay chicos que pegan a chicas,
niños pequeños que hacen lo propio con otros de su edad. Nada es tabú en una
película que, en el fondo, posee una inmensa ternura.
No queda ahí la cosa, ya que
el film también es un delirante musical.
Con unos personajes de indudable carisma y una narración llena de ironía, el
director nos hace disfrutar de este explosivo coctel. Es cierto que se le
va algo la mano en el metraje, pero debo confesar mi debilidad por el Miike
hiperbólico. Y quizás sea eso lo que le falte al film para ser redondo, más
exageración aún.
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