Dirección, guión:
Nicholas Jarecki.
Intérpretes:
Richard Gere, Brit Marling, Susan Sarando, Tim Roth, Laetitia Casta, Bruce
Altman, Felix Solis, Nate Parker.
Música original:
Cliff Martinez.
Fotografía:
Yorick Le Saux.
Montaje:
Douglas Crise.
Idioma:
Inglés.
Duración:
106 minutos.
6/10
Cine comercial muy mal
disfrazado
Nicholas Jarecki debuta en
la dirección con un thriller a medio camino entre lo comercial y lo
independiente, lo cual le ha permitido participar en
festivales y a su vez tener una considerable promoción.
La
cosa va de un magnate que necesita cerrar la venta de su empresa antes de que
se descubra que ha cometido fraude. A su vez, se ve envuelto en un crimen
relacionado con su amante, el cual tendrá que tratar de ocultar para que la
venta de su empresa no se vea perjudicada. A partir de ese momento luchará por
superar la situación a la vez que lidia con los dilemas morales que se le
plantean.
El protagonista absoluto de
la película es un Richard Gere en mejor forma de lo que estamos acostumbrados a
verle, aunque su actuación tampoco es nada del otro mundo.
Muchas han sido las alabanzas a su actuación en esta película -en mi opinión
excesivas-, dándome la sensación de que para muchos críticos pegar cuatro
gritos es suficiente para ser ensalzado como actor.
El
plantel de secundarios es de bastantes quilates, comenzando con una Susan
Sarandon cumplidora y pasando por unos correctos Brit Marling y Tim Roth. Los
actores se amoldan perfectamente al tono del film, siempre demasiado plano,
preocupado por no desagradar.
La película siempre resulta
agradable, caminando en todo momento por la fina línea que separa lo predecible
de lo excitante, pero sin decantarse por un bando.
Esa falta de riesgo es el mayor problema de la película, que aunque se ve con
bastante agrado, nunca llega a emocionar, conmocionar o generar cualquier tipo
de sentimiento en el espectador más allá de no haber perdido el tiempo con
ella. El mejor ejemplo de la cobardía de Jarecki lo encontramos en un final
facilón, pero calculado al milímetro. Un
final comercial que intenta sorprender, pero solo consigue ser absurdo,
tratando contentar a todo el mundo. A buen seguro dejará decepcionados a
aquellos que esperen de la película algo más que un mero entretenimiento.
Pero
en el fondo de lo que aquí se trata es de disfrazar el entretenimiento para
hacerlo parecer cine de autor o de género, pero nunca se consigue. No se trata de una mala película, y no es
para nada una mala carta de presentación para su director y guionista, del cual
debemos esperar proyectos mucho más arriesgados cuando se haga un nombre en la
industria.
David Sancho
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