En
su sexto día, la competición oficial presentaba apellidos ilustres:
Cronenberg (padre) presenta su última disertación sobre el
corrupto mundo que vivimos, y Lynch (hija) presenta un turbador
thriller. Además, una película alemana en plena montaña, y un
remake totalmente innecesario. En Casa Asia pudimos ver Deranged,
entretenida cinta de catástrofes. Mientras en Panorama, una violenta
película sobre abusos y venganzas.
Por Manuel Barrero Iglesias
Chained
(Jennifer Chambers Lynch)
La
primera hora del film es modélica. Un ejemplo de thriller
psicológico, angustioso hasta decir basta. Con un tema tan escabroso
como el de violador/asesino en serie, a Lynch no le tiembla el pulso,
consiguiendo una película dura y seca. Aunque no exenta de ternura.
Atención al trabajo de los dos actores que sostienen la función,
especialmente un Vincent D’Onofrio enorme.
Sin
embargo, a medida que se acerca el final, el empeño por introducir
giros en el guión estropea bastante el invento. Uno muy previsible;
el otro, metido con calzador y muy mal resuelto. Si a esto le unimos
los innecesarios flash-back que explican la infancia del “monstruo”,
una película que apuntaba a grande se queda en menor.
Cosmopolis
(David Cronenberg)
Cronenberg
hablando sobre el capitalismo moribundo, en esta adaptación de la
novela del mismo nombre. Tiene una atmósfera parecida a Holy Motors
(vista días antes en el Festival); y hay una innegable fuerza
visual, un magnetismo del que es complicado escapar.
Pero
el director se empeña en sacarnos del film, cayendo en una monotonía
literaria que acaba por matar la fuerza de las imágenes. Una
verborrea inerte que termina por desesperar, construyendo un bello
cadáver fílmico.
The
Wall (Julian Roman Polsler)
En
Sitges siempre se cuela algún a que otra producción europea con
elemento de ciencia-ficción que sirve como pretexto para una
película intimista. El año pasado pudimos ver Womb, film con muy
pocos personajes y un entorno desierto. Todavía más mínima es esta
película alemana, sostenida por un solo personaje.
Una
extraña pared transparente atrapa a una mujer en medio de las
montañas. El film extrae los mejores momentos de la relación que
ella mantiene con la naturaleza. Tanto los animales que la acompañan,
como el bello entorno en el que está atrapada. Aunque, como le pasa
a Cosmopolis, la palabra mata a la imagen. La constante voz en off
que verbaliza el relato de esta historia no ayuda a enriquecerlo, sino
más bien todo lo contrario.
Juego
de niños (Makinov)
En
esta edición de Sitges hemos visto dos formas muy distintas de
afrontar un remake. Está la manera de Maniac, un film con
personalidad propia, y que propone una ruptura desde el respeto al
material original. Y luego, están casos como el que nos ocupa. Por
desgracia, lo más habitual: una revisión innecesaria.
Mucho
menos turbadora que ¿Quién puede matar a un niño?, la película de
Manikov es una mala copia, que solo se diferencia en algunos toques
de gore algo más explícito. Novedad que aporta bastante poco. Sin
duda, Juego de niños es mucho menos turbadora que la obra de Ibáñez
Serrador, que fue uno de esos milagros del cine, en el que todos los
elementos concuerdan para conseguir un film redondo. Este remake
mexicano, sobra. Mucho.
Deranged
(Park Jung-Woo)
Entretenida
película catastrofista con epidemia mortal. Con mensaje incluido
sobre la avaricia humana, el film sigue el esquema clásico del
genero de desastres. Hombre corriente que se convierte en improvisado
héroe que tiene que salvar a su familia. De paso, a unos cuantos
millones de personas. Y, por supuesto, a sí mismo.
Los
toques de humor son los que salvan a este trabajo de caer en la
rutina mainstream. Porque es cierto que Deranged tiene sus momentos
de sensiblería, pero son bastante menos, y no tan obvios como los de
Lo imposible (por poner un ejemplo actual). Y, además, la epidemia
está causada por unos bichos que crecen en el interior del cuerpo
humano, y que de una forma u otra, terminan saliendo. Para esto los
orientales son únicos.
The
Seasoning House (Paul Hyett)
Tenemos
dos partes bien diferenciadas en este film. La primera, de una
sordidez deleznable e innecesaria, en el que vemos a mujeres
pasándolo muy mal. Utilizadas como trozos de carne en la época de
la Guerra de los Balcanes. Suponemos que la intención es prepararnos
para lo que viene después. Que nos compadezcamos de ellas, y que
odiemos a sus verdugos.
Es
entonces cuando empieza lo bueno. La improvisada venganza de una
aparentemente indefensa joven, que se enfrentará a un grupo de
militares curtidos. Desde luego, no hacía falta una presentación
tan larga y angustiosa para empatizar con esta niña y su causa. Un
inicio tirando lamentable, para un desenlace demoledor en un film con
ánimo de provocación.