Dirección:
Pete Travis.
Intérpretes:
Karl Urban, Lena Headey, Olivia Thirlby, Wood Harris, Santi Scinelli,
Jason Cope, Domhnall Gleeson.
Guión:
Alex Garland.
Música
original: Paul Leonard-Morgan.
Fotografía:
Anthony Dod Mantle.
Montaje:
Mark Eckersley.
Idioma:
Inglés.
Duración:
95 minutos.
6/10
Impartiendo
justicia en Slow Mo
Posiblemente
estemos ante la gran sorpresa del año, y no porque la película sea
una obra maestra, sino porque las esperanzas de que un remake de la
insulsa película protagonizada por Stallone en los noventa pudiese
ser algo menos que una abominación eran casi inexistentes. Pero
puntualicemos y remarquemos que no se trata realmente de un remake,
sino más bien una nueva adaptación de los comics, sin coincidencias
en la trama con la dirigida por Danny Cannon.
El
comienzo de la película es modélico, con una presentación de la
historia bastante académica y una escena inicial plagada de acción.
Luego la cosa decae ligeramente, pero no lo suficiente como para
aburrirnos. El guión es perfecto para conseguir lo que se
pretende: una película de acción sin excesivas pretensiones que
entretenga al personal durante algo más de hora y media, y vamos que
si lo consigue. La trama se parece a otras cien mil veces vistas
antes. Por poner un ejemplo reciente, citaré a la película
indonesia Redada asesina (The raid), excelente cinta de acción
que, al igual que Dredd, ubica a sus personajes dentro de un edificio
que se convierte en una fortaleza inexpugnable de la que tendrán que
salir con vida a base de matar malhechores.
Uno
de elementos de la película acerca de los que más se hablado, y
alabado, es la factura técnica y visual. Se trata de una película
británica de bajo presupuesto -bajo para una película de estas
características- que consigue no echar de menos los efectos
especiales. Especial mención a las escenas en las que se ve a los
personajes consumiendo esa nueva droga que ralentiza el tiempo y que
resultan bastante espectaculares, sobre todo cuando se usa en
escenas de acción. Yo sin embargo le pongo una pega a la película
en este sentido, y es que hay veces que, si la ves en 2D, te da la
sensación de estar viendo una película en 3D para la que no te han
dado las gafas, lo cual resulta algo extraño.
La
elección del reparto parece acertada, ninguna estrella, pero los
actores resuelven la situación con solvencia. Karl Urban actúa
toda la película con un casco que permite que se le vea simplemente
la boca, por lo que tiene que hacer un exceso de muecas para podamos
saber qué es lo que siente en ese momento, pero ya os adelanto de
que el noventa por ciento del tiempo es cabreo. Lena Headey siempre
es una mala solvente y aquí cumple a la perfección. Olivia Thirlby
está correcta, mostrándose cómoda en las escenas de acción, y
Wood Harris, del que hemos visto muy poco desde que dejase de ser
Avon Barksdale en The Wire, pone casi siempre la misma cara,
la misma que tenía en la ficción de la HBO, pero tampoco su
personaje le pide mucho más.
En
resumen, se trata de una cinta de acción sin más intención que la
de entretener a su audiencia, objetivo que cumple con creces.
David
Sancho
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