Stolen
(USA,
2012).
Dirección:
Simon West.
Intérpretes:
Nicolas Cage, Josh Lucas, Danny Huston, Malin Akerman, Sami Gayle.
Guión:
David
Guggenheim.
Música
original:
Mark Isham.
Fotografía:
Jim Whitaker.
Montaje:
Glen
Scantlebury.
Idioma:
Inglés.
Duración:
90 minutos.
3/10
Nicolas Cage
en “racha”
Hemos visto ya
muchos thrillers en los que el carnaval es utilizado como marco en el
que se producen persecuciones y demás tópicos del género.
Contrarreloj es otra más de las películas que
utiliza el caos y la alegría carnavalesca como medio ambiente en el
que desarrollar un relato lleno de tensión. En esta ocasión hay
un punto más de contraste, con ese ambiente festivo recorriendo New
Orleans, ciudad aún convaleciente. No recuperada del todo del
desastre, el lugar presenta determinados paisajes casi apocalípticos.
Es más, el
villano de la función tiene mucho en común con la ciudad. El
prólogo nos presenta la New Orleans de hace unos años, y unos
protagonistas en el mejor momento de sus vidas. Tras una fatídica
noche, una elipsis que nos transporta a la actualidad, con una ciudad
ya atacada por la tragedia. Como el personaje interpretado por Josh
Lucas, un ser herido y destrozado. Un hombre deshumanizado hasta el
extremo.
Pequeños
apuntes de interés que quedan relegados por un conjunto preocupado
en convertirse en un thriller de usar y tirar. Menuda racha, por
cierto, que lleva Nicolas Cage, al que no dejamos de ver en algunas
de las peores películas de cada año. Aunque no sea ésta -así está
el nivel- de lo peor que ha hecho en los últimos tiempos. Ahí
tenemos Bajo amenaza y El pacto.
Detrás de las
cámaras, un director al que le gustan las aparatosas producciones.
Recordemos que Simon West ya tuvo a bajo sus órdenes a Nicolas Cage
en su debut en la dirección: Con Air. Además, podemos
encontrar ahora en cartelera Los mercenarios 2, film poco
sutil donde los haya. Contrarreloj tiene ciertos
elementos que podrían haber hecho de ella algo más “íntimo”.
Ese tipo de thriller que ocurre casi en tiempo real -el grueso de la
acción transcurre en unas horas- y en el protagonista tiene que
salvar la situación con el reloj en contra.
No son pocos
los parecidos con A la hora señalada (John Badham,
1995), aunque en ella estaban aún más limitados el tiempo y el
espacio. A Simon West le resulta inevitable insertar fuegos de
artificio aquí y allá, e intentar conseguir la espectacularidad de
la acción, despreciando así toda faceta reflexiva.
Efectivamente, Contrarreloj se decanta finalmente por el
producto rutinario de poca enjundia, en lugar de explorar las
posibilidades pscológicas del thriller como lugar en el que observar
la naturaleza humana puesta al límite.
Manuel Barrero
Iglesias
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