Bryan
Cranston es un tipo que lleva en esto treinta años. Los primeros
quince haciendo televisión de medio pelo y alguna que otra aparición
en series de nivel como Canción triste de Hill Street.
La primera vez que yo recuerdo haberle visto fue en Seinfeld,
como el dentista de Jerry, personaje recurrente que le permitió
aparecer en cinco episodios de una de las comedias de más éxito de
todos los tiempos.
Posteriormente
tuvo pequeños papeles en The Wonders y en Salvar
al soldado Ryan, roles que no le valdrían para darse a
conocer; cosa que si que hizo en 2000 cuando fichó por la comedia de
FOX Malcolm. La serie le reportó fama, respeto como
actor de comedia, una nominación a los Globos de oro y tres a los
Emmy. Siete temporadas, 151 episodios y muchas posibilidades de
quedar encasillado en papeles de tontorrón pasado de rosca.
Durante
sus años en Malcolm no consiguió prodigarse demasiado en la
gran pantalla, y cuando lo hizo fue en proyectos que ni llegaban a
los cines en España; salvo ese pelotazo indie que fue Pequeña
Miss Sunshine, en el que tenía en un pequeño papel como
agente de Greg Kinnear.
En
2007 AMC anunciaba el rodaje de una nueva serie dramática de
producción propia tras el espectacular éxito que Mad Men le
estaba suponiendo a la cadena. Se trataba de una serie acerca de un
genial químico venido a menos que ahora trabaja de profesor de
instituto, el cual descubre que tiene cáncer y ante el miedo a dejar
a su familia desatendida en lo económico, se asocia con un antiguo
estudiante suyo de dudosa reputación para cocinar metanfetamina. El
elegido para el papel fue Bryan Craston, apuesta
arriesgada debido a que la fama que ostentaba se basaba en papeles
cómicos, pero desde el primer momento se ganó a la audiencia.
La
serie se convirtió en un éxito inmediato -yo considero que
desmedido en sus inicios-, con un Cranston soberbio, y unos guiones
que iban mejorando temporada a temporada, consiguiendo en las últimas
ser todo lo que se decía de ella en sus inicios. Una nominación a
los Globos de oro y tres premios Emmy consecutivos, además de
conseguir por fin que las puertas de Hollywood se le abriesen de par
en par.
Comenzó
con tres películas de medio pelo como Love Ranch, El
inocente y Larry Crowne, pero ahora ha cogido
carrerilla y va enlazando proyectos de mucho nivel uno tras otro.
Tras la horrorosa película de Tom Hanks, rodó Drive,
genialidad de Nicolas Winding Refn en la que tenía un papel
secundario de cierta importancia. Posteriormente participó en el
thriller/drama Contagio a las órdenes de Steven
Soderbergh, estimulante propuesta en la que gozaba de cierto
protagonismo.
Cranston
seguía compaginando Breaking Bad con la gran pantalla.
Detachment, la vuelta a la dirección de Tony Kaye –
si no tenemos en cuenta Black Water Transit por no haber
conseguido distribución -, director de American History X,
fue una pequeña decepción en la que Cranston tenía un pequeño
papel, y John Carter fue un fracaso considerable de
Pixar al intentar pasarse a la acción real, pero de primeras ambos
eran proyectos muy interesantes en los que Cranston estaba
involucrado.
Pendiente
de estreno tiene un puñado de películas a priori también
interesantes y en las que parece que va a ganar protagonismo. La
primera en estrenarse será el remake -espero equivocarme pero lo
intuyo innecesario- de Desafío total. La siguiente,
posiblemente la más esperada, el nuevo proyecto de Ben Affleck como
director (Argo) por la que pongo la mano en el fuego.
Quién nos iba a decir hace unos años que esperaríamos películas
de este tipo con tanta ansia.
A
medio plazo tiene otros dos proyectos pendientes de estreno. Primero
Get a job, comedia de bajo presupuesto con un reparto
plagado de caras televisivas de la que será el protagonista, y, la
ya maldita, Guerra mundial Z, dirigida por Marc Forster
y con Brad Pitt como protagonista. Según donde uno mire, la
presencia de Cranston en ella se confirma o se desmiente. Supongo que
tendremos que esperar un poco más para saber qué pasa con ella
realmente. Se supone que gran parte está ya rodada, pero que nadie
queda contento con el resultado.
Ahora
mismo dudo que Cranston vuelva a la pequeña pantalla tras Breaking
Bad, la cual acaba en 2013, emitidos ya 8 episodios de su última
temporada. Su presencia en Hollywood ya está más que consolidada y
muy estimulante tendría que ser el proyecto para que siga enlazando
trabajos a este ritmo, sobre todo si quiere ir aumentando su
protagonismo dentro de ellos.
Bryan
Cranston es un gran actor, un tipo solvente en el peor de los casos,
un actor de moda que se lo ha ganado a base de esfuerzo y años de
trabajo. Un tipo de esos por los que uno se alegra cuando por fin
saborea las mieles del éxito.
David Sancho
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