Dirección:
Timur Bekmambetov.
Intérpretes:
Benjamin Walker, Dominic Cooper, Anthony Mackie, Mary Elisabeth
Winstead, Rufus Sewell.
Guión:
Seth Grahame-Smith, sobre su propia novela.
Música
original: Henry Jackman.
Fotografía:
Gclaeb Deschanel.
Montaje:
William Hoy.
Idioma:
Inglés.
Duración:
105 minutos.
2/10
Revisando
la historia a golpes
Cuando
uno se dispone a ver algo llamado Abraham Lincoln: Cazador de
vampiros, espera cualquier cosa menos algo serio. El escritor
Seth Grahame-Smith quiso repetir la exitosa jugada que le salió con
'Orgullo y prejuicio y zombis', con otra novela de parecido corte,
aunque esta vez con un personaje histórico -y muy respetado- por
medio. Él mismo se ha encargado de un guión dirigido por el ruso
Timur Bekmambetov (Guardianes de la noche).
Pero
de humor, nada de nada. No hay rastro de ironía o parodia, así
que una vía menos para explorar posibles encantos que un material de
este tipo pudiera ofrecer. De hecho, la única esperanza que este
cronista tenía en que la película fuera aprovechable. Una esperanza
que salta por los aires, sepultada entre violencia, sangre, golpes y
explosiones. Sí, es en la acción pasada de rosca donde este
producto se reivindica como algo lúdico y festivo. Aunque no lo
suficiente.
Y
es que el mayor problema del film es ese revestimiento de seriedad.
Esa superficial y ridícula conexión bélico-vampírica. O la
anecdótica reinvención de la biografía de Lincoln, un personaje
muy mal construido y de evolución más que discutible. De hecho,
solo el rol interpretado por Dominic Cooper posee cierto atractivo
entre un grupo de caracteres sin pies ni cabeza.
Alguno
dirá que todo esto no importa mucho. Que no es más que el
inevitable pretexto argumental para ver lo que realmente se espera de
esto: el frenesí de la acción. Pero es que el estilo de
Bekmambetov ya está muy visto, y no ofrece nada nuevo. El kazajo no
es buen director, y sus maneras se acercan muy peligrosamente al
videojuego. Para colmo, las secuencias más espectaculares
(especialmente esa de los caballos) apestan a digital del malo que
tiran para atrás.
Así
que estamos ante un entretenimiento que no cumple como tal. Una
película que intenta asomarse a la hondura reflexiva, pero que
esconde la nada absoluta. Una nadería llena de cámaras lentas
con Lincoln liándose a hachazos con todo vampiro que se ponga en su
camino. Tomarse algo así en serio no tiene razón de ser.
Manuel
Barrero Iglesias
Parecía difícil que llegase una película que le compitiese el premio a peor película del año a El pacto, pero mira tu que cosas que esta me parece aun peor, y justamente por lo que dices, por su impostada seriedad.
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