Dirección:
Baran bo Odar.
Intérpretes:
Ulrich Thomsen, Wotan Wilke Möhring, Sebastian Blomberg, Katrin
Saß,
Burghart Klaußner.
Guión:
Baran bo Odar, basado en la
novela de Jan Costin Wagner.
Música
original: Pas de Deux.
Fotografía:
Nikolaus Summerer.
Montaje:
Robert Rzesacz.
Idioma:
Alemán.
Duración:
111 minutos.
6/10
El
peso del crimen
No
es extraño que surjan las comparaciones entre esta película y
Zodiac (David Fincher, 2007). Ambas se ocupan de
crímenes no resueltos. De ese otro lado del thriller, mucho menos
“glamouroso”. El film de Fincher es un preciso ejercicio que
disecciona la frustración del caso sin solución.
Silencio
de hielo traza una magnífica elipsis que nos ahorra todo aquello
en lo que se recreaba Zodiac. Un salto de 23 años, en el que
un asesinato calcado a otro anterior, hará revivir la pesadilla a
los protagonistas de aquella historia. La madre de la víctima, el
policía que llevó el caso, el cómplice del asesinato...
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La
perturbadora figura del asesino también emerge como un retrato entre
grotesco y fascinante. Y ahí está la habilidad del director, para
humanizar a dos seres monstruosos. Apoyado en dos grandes
interpretaciones (especialmente la de un soberbio Ulrich Thomsen), la
película trata un tema tan delicado como pedofilia sin tremendismos,
ni abusivas manipulaciones.
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Baran
bo Odar construye un thriller en el que la tensión no está tanto
en atrapar al asesino (que también), como en el sufrimiento interno
de unos personajes marcados por la crueldad humana. Con una dirección
pausada y muy elegante, el autor consigue una valiosa aproximación
al género. Y sí, heredera del Fincher de Zodiac.
Manuel
Barrero Iglesias
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