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jueves, 9 de agosto de 2012

La felicidad nunca viene sola

5/10
Un bonheur n'arrive jamais seul (Francia, 2012).
Dirección: James Huth.
Intérpretes: Gad Elmaleh, Sophie Marceau, Maurice Barthélémy , François Berléand, Julie-Anne Roth.
Guión: James Huth, Sonja Shillito.
Fotografía: Stéphane Le Parc.
Montaje: Joëlle Hache.
Idioma: Francés.
Duración: 110 minutos.



Cartoon romántico

Comienza el film con un retrato de personaje manoseado por la comedia romántica. El soltero de oro, el seductor empedernido libre y sin compromiso. Obviamente, están abonando el terreno para la llegada de la persona que cambiará su vida. Y, oh sorpresa, nos encontramos con mujer aburguesada y hastiada de su matrimonio con un hombre poderoso.

Con un planteamiento tan repleto de clichés, uno se huele lo peor. Es decir, otra azucarada comedia romántica más, que no aporte nada nuevo al género. Y, a grandes rasgos, así es. Pero el autor se guarda un as en la manga con el que consigue mantener nuestra atención. Ese salvaje slapstick, cercano al cartoon, con el que el maltrata sin piedad a Sophie Marceau. Un recital de caídas y golpes que nos saca de la monotonía, aunque al final también resulta algo cansino.

Por lo demás, el buen hacer de los dos protagonistas también ayuda a hacer más amenas las casi dos horas de metraje. Marceau está radiante, y Gad Elmaleh despliega todo su encanto para crear una magnifica química con su compañera de reparto. Lástima que la aportación de los secundarios sea prácticamente nula. Personajes incomprensibles (como el mejor amigo de Sacha), o puramente funcionales (como el marido de Charlotte).

La introducción del elemento filial tiene su gracia, pero no la suficiente como para sacar a La felicidad nunca viene sola del terreno del tópico. Una película con elementos puntuales de diferenciación, dentro de un conjunto que se acerca demasiado a los esquemas ya establecidos.


Manuel Barrero Iglesias



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