Dirección:
Cristián Jiménez.
Intérpretes:
Diego Noguera, Nathalia
Galgani, Gabriela Arancibia, Trinidad González, Hugo Medina.
Guión:
Cristián Jiménez, sobre la
novela de Alejandro Zambra.
Música
original: Caroline Chaspoul, Eduardo Henríquez.
Fotografía:
Inti Briones.
Montaje:
Soledad Salfate.
Idioma:
Español.
Duración:
95 minutos.
5/10
Mucho
tiempo he estado acostándome temprano
Uno
de los momentos más lúcidos de esta película es aquel en el que la
actual amante del protagonista juzga de los personajes de la novela
que él escribe. Sin saberlo ella, se está burlando del amor de
juventud del hombre con el que duerme. La “modernez” de leer en
voz alta una página de un libro todas las noches antes de dormir. La
pose de simular que se ha leído a Proust para no quedar mal. Esos
toques de ironía son los que hacen que el film alce el vuelo.
Bonsái
nos habla sobre el amor perdido. El romance adolescente, esa ilusión
inconsciente. Ese sentirse únicos en el mundo. Pero no solo eso
es lo que añora Julio. También echa de menos a aquella persona que
dejó una huella imborrable. Aquella que seguirá permaneciendo en la
memoria por encima de todas las que vayan pasando.
El
film queda dividido en capítulos que van contando, alternamente, esa
relación juvenil del protagonista y el proceso de creación de una
novela en la actualidad. Ahí está el otro gran tema, el arte
como terapia. Escribir como forma de exorcizar demonios, como manera
de afrontar un problema en el que se ha fracasado por completo en la
vida real.
Y
si bien es cierto que el director introduce con acierto la comedia
autoconsciente, también es verdad que abundan momentos de
trascendencia, esa excesiva carga espiritual que no beneficia nada a
un relato que pedía a gritos seguir el camino de la sencillez.
Cristián Jiménez se enreda en buscar conexiones aquí y allá, en
llenar el relato de obvios simbolismos.
Pero
quitando esos pasajes algo cargantes, Bonsái
tiene mucho de valioso en esos momentos de desnudez, en los que el
relato se vuelve más honesto y auténtico. Nos quedamos con el
dolor provocado por el amor, ese vacío imposible de llenar. Con el
acto catártico de escribir, ese . Y con el juego metalingüístico
que propone el autor, siempre estimulante..
Manuel
Barrero Iglesias
No hay comentarios:
Publicar un comentario