En
la España de los años 70 surgió una especie de subgénero al que
daba nombre un actor. Obviamente, nos referimos al 'landismo'.
Un puñado de populares películas que basaban su éxito en la
identificación del espectador medio con el protagonista. Pocos se
pueden hacerlo con un galán o un héroe de acción. Pero muchos se
veían reflejados en un español mediocre, poco atractivo y con las
hormonas disparadas por culpa de extranjeras ligeras de ropa.
'Tejerismo'
suena demasiado a golpe militar. Aparte de que a nuestro protagonista
de hoy aún le queda camino por recorrer para equiparar su
trayectoria con la de Alfredo Landa. Pero los personajes de Fernando
Tejero vendrían a ser una actualización de aquellos tan populares
en la España preconstitucional. Los tiempos han cambiado, y ya
no tiene sentido hacer filmes de españoles persiguiendo suecas. Pero
analicen los personajes que más fama le han dado a Tejero (que añade
el plus que da su poca estatura): mediocres, con problemas amorosos,
un tanto ruines, pero siempre con su punto entrañable.
Así
era Emilio, el personaje televisivo que le dio la fama en la serie
Aquí no hay quién viva. Y con algunas variaciones,
los tres personajes que ha encarnado a las órdenes de Roberto
Santiago. El autor ha tomado a Tejero como actor fetiche para tres de
sus comedias (por cierto, de nula gracia). Todo un gandul en El
penalti más largo del mundo (2005), un depresivo con ganas de
quitarse la vida en El club de los suicidas (2007), y el
reencuentro con Malena Alterio en Al final del camino (2009),
donde repetían de forma casi calcada los roles de la serie que les
hizo famosos. Además, participó como locutor radiofónico en El
sueño de Iván (2011)
Aunque
quizás muchos no recuerden que su primer papel, más o menos,
importante fue en Los lunes al sol. Antes,
había pasado por diversos rodajes con papeles minúsculos. En cine;
Sobreviviré, La mujer de mi vida
y Noche de reyes. En televisión; Compañeros,
Padre coraje, Policías y Periodistas.
Entonces Fernando león de Aranoa contó con él para un personaje de
lo más tierno. Y es que esa ha sido la otra cara que nos ha mostrado
el actor. Personajes de bondadosos y afables. Ahí están el ciego de
Va a ser que nadie es perfecto (2006) o el quiosquero
de 8 citas (2008).
Fue
justo después de Los lunes al sol, cuando dio el salto definitivo a
la fama. En 2003 participó en Torremolinos 73 y en la
comedia Días de fútbol, por la que ganó el Goya como
mejor actor revelación. Ahí tenemos otro personaje típico de
Tejero, el don nadie que aparenta importancia. David Marqués ha
explotado esta imagen en Desechos (2010) y En
fuera de juego (2011).
Es
común que los directores repitan con él. David Serrano volvió a
dirigirlo en Días de cine (2007). También ha tenido
un par de personajes secundarios a las órdenes de Miguel Albaladejo:
Cachorro (2004) y Volando voy (2006), o
de Álex de la Iglesia: Crimen ferpecto (2004) y La
chispa de la vida (2011).
Con
otra nominación al Goya (mejor actor de reparto) por su trabajo en
Fuera de carta (2008), la gran oportunidad para
demostrar que también podía ser un actor “serio” le llegó de
la mano de Max Lemcke. Y a pesar de algunos tics, salió más que
airoso de la prueba. Tejero hace del desesperado protagonista de
Cinco metros cuadrados (2011) un personaje creíble y
con el que el público vuelve a sentir, de nuevo, una gran empatía.
Todo un drama con el que el actor al fin cambia un registro en el que
estaba encasillado desde el principio de su carrera.
Veremos
hacia donde se dirigen ahora sus pasos. Como también le ocurrió a
Alfredo Landa, los productores lo quieren en la comedia, que es donde
asegura ingresos. Pero seguramente él quiera ampliar sus horizontes,
y no repetir roles una y otra vez. Fernando Tejero, el actor que
probablemente haya participado en más películas relacionadas con el
fútbol.
Manuel Barrero Iglesias
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