Wanderlust (Estados Unidos, 2012).
Dirección: David Wain.
Intérpretes: Paul Rudd, Jennifer Aniston,
Justin Theroux, Alan Alda, Ken Marino, Malin Akerman, Kathryn Hahn, Lauren
Ambrose.
Guión: David Wain y Ken Marino.
Música original: Craig Wedren.
Fotografía: Michael Bonvillain.
Montaje: David Moritz y Robert Nassau.
Idioma: Inglés.
Duración: 98 minutos.
Mierda de paraíso
Vayamos al grano y expliquemos de qué va esto. Una pareja (George y Linda) que vive en Nueva York se ve azotada por los efectos de la
crisis y se ve abocada a abandonar la gran manzana para mudarse a Atlanta con
el hermano de George. Durante el camino hacen parada en un pequeño Bed &
Breakfast repleto de hippies pintorescos que les horrorizarán primero, y
conquistarán después. A la mañana siguiente siguen su viaje a Atlanta, lugar
donde las cosas no funcionarán para ellos por lo despiadado del mundo
capitalista, decidiendo volver a rodearse de hippies.
La premisa de la película reconozco que me resultó atractiva cuando la leí
por primera vez, tenía pinta de que de ella se podía sacar una crítica bastante
ácida al sistema capitalista y abogar por otro tipo de sistema algo más justo.
Por desgracia, poco de ello encontramos en esta película. Sí que hay una ligera crítica al sistema preestablecido, pero luego tampoco
aboga por la alternativa que se les presenta a los protagonistas, aunque bien es cierto
que vivir en una especie de comuna fumando porros y tocando la guitarrita no
parece que sea el mecanismo más acertado para arreglar el desastre en el que
nos hayamos inmersos.
La película tenía mimbres para ser por lo menos graciosa, sobre todo
gracias a un reparto con un par de actores de demostrada solvencia en este
campo; pero poco pueden hacer estos cuando en el
guión no hay nada de induzca a la carcajada. David Wain (director de la película) y
Ken Marino (uno de esos actores que ya ha demostrado sus sobrados dotes para
esto de hacer reír) escriben un guión en el que siempre optan por lo
obvio, por el chiste fácil, por la broma que está tan manoseada que resulta más
incómoda que graciosa. Y no toman muchos más riesgos a la hora de desarrollar la historia,
siempre previsible e inofensiva, sin ofender a nadie.
Película de usar y tirar que ni siquiera consigue amenizar sus 98 minutos
de duración, una película más para demostrar que cada vez más el sello Apatow
no sirve para mucho si no va acompañado de uno de los amiguetes que realmente
valen para esto (me refiero a gente como Greg Mottola,
Adam McKay o Nicholas Stoller).
Esperemos que por lo menos sirva para que alguno de sus responsables se
replantee su futuro profesional y decida dedicarse a otros menesteres para los
que esté mejor dotado.
David Sancho
No hay comentarios:
Publicar un comentario