¡Por fin solos!

3/10

Darling Companion (Estados Unidos, 2011).
Dirección: Lawrence Kasdan.
Intérpretes: Diane Keaton, Kevin Kline, Dianne Wiest, richard Jenkins, Ayelet Zurer, Mark Duplass, Elisabeth Moss.
Guión: Lawrence Kasdan, Meg Kasdan.
Música original: James Newton Howard.
Fotografía: Michael McDonough.
Montaje: Carol Littleton.
Idioma: Inglés.
Duración: 103 minutos.



No sin mi perro

¿Qué le ha pasado a Lawrence Kasdan? Estamos ante uno de esos casos en los que una más que prometedora carrera se va al garete sin motivo aparente. Sí, estamos hablando del guionista de filmes fundacionales del calibre de El retorno del Jedi (1980) o En busca del arca perdida (1981). El mismo que dirigió en los 80-90 obras como Fuego en el cuerpo (1981) o Grand Canyon (1991). Pero a partir de esta última parece no levantar cabeza, exceptuando la simpatía que despierta una película menor como Mumford (1999).

Esta es su segunda presencia tras las cámaras en lo que va de siglo. Después de una cinta de género, vuelve a un terreno más personal, con las Montañas Rocosas de fondo. Película coral que pretende ser retrato generacional. En el eje central, la típica crisis matrimonial con marido estirado que vive para su trabajo y mujer desatendida. Un fin de semana en búsqueda de un perro perdido es la excusa para reunir a seis personaje que se tienen que enfrentar con el prójimo y con los propios miedos.

Pero no hay apenas interés en sus aventuras, y acaban deambulando sin orden ni concierto a través de lugares comunes y absurdos devaneos. Al final, uno no sabe si la presencia del perro sirve como excusa para hablar sobre relaciones humanas, o es que la presencia de humanos sirve como vehículo para contar una ñoña historia de amor por los animales.

Eso sí, anoten tres razones para disfrutar de ¡Por fin solos! (de entre todas las absurdas traducciones de títulos en España, esta se lleva la palma en cuanto a sinsentido). Una: Diane Keaton, que a sus 66 años sigue estando exultante. La actriz se encuentra muy por encima de un personaje descafeinado. Dos: Richard Jenkins, cuyo personaje quizás sea el más carismático de todos, y que el veterano actor defiende con brillantez. Tres: Ayelet Zurer y su desbordante sensualidad (aunque su rol sea el más penoso de todos).

Le podemos unir el buen hacer de otros dos ilustres veteranos como Kevin Kline y Dianne Wiest. Pero las excelencias del reparto no disimulan las carencias de un producto tan poco atractivo. Una confirmación de que Kasdan hace ya muchos años que perdió el pulso. Y con muy pocas opciones de recuperarlo.

Manuel Barrero Iglesias