This
Must Be the Place (Italia-Francia-Irlanda,
2011).
Dirección:
Paolo Sorrentino.
Intérpretes:
Sean Penn, Frances McDormand, Judd Hirsch, Eve Hewson, Kerry Condon.
Guión:
Paolo
Sorrentino, Umberto Contarello.
Música
original:
David Byrne, Will Oldham.
Fotografía:
Luca Bigazzi.
Montaje:
Cristiano Travaglioli.
Idioma:
Inglés, hebreo.
Duración:
118 minutos.
Road
Glam Movie
Sorrentino
alcanzó fama mundial con su anterior película, ese efectista
retrato de Giulio Andreotti llamado Il Divo (2008). Como no
podía ser de otra forma, la transformación física de su
protagonista (Toni Servillo) es uno de los pilares en los que se
sustenta el film. Y parece que el director le ha cogido el gusto a
eso de que el actor principal sufra radicales conversiones.
En
su primera aventura en inglés, Sorrentino convierte a Sean Penn en
una especie de Robert Smith desvencijado. Un lugar donde quedarse
empieza como el retrato de una estrella de rock retirada que vive de
las rentas, y que se niega a crecer a pesar de haber sobrepasado con
creces la cuarentena. La irritante caricatura que perpetra Penn no
ayuda a que su personaje se muestre más cercano, o humano. Ni
siquiera cuando emprende ese viaje que supondrá un cambio
fundamental en su vida.
Sí,
el director se saca de la manga una road movie con el holocausto
judío al fondo. Una búsqueda sin sentido, en la nadie sabe cómo
se llega al punto en el que Cheyenne se encarga del 'trabajo' que su
padre había realizado durante toda su vida. Así que -aparte de
privarnos de la maravillosa presencia de Frances McDormand- el
espectador se queda un tanto atónito ante un plomizo viaje,
amenizado únicamente por algunos de los secundarios que lo puntean
(hablo especialmente de Kerry Condon).
Ni
esa búsqueda en las dolorosas raíces, ni los traumas que el
protagonista mantiene relacionados con la pretérita muerte de dos
adolescentes; componen un material que posea un mínimo de interés.
La indudable capacidad visual de Sorrentino no basta para levantar
un producto que cojea demasiado en numerosos frentes.
Manuel
Barrero Iglesias
En cierto modo entiendo que se amarre a algunos tópicos para dibujar el camino de maduración del personaje, pero me resultó ofensiva y de vergüenza ajena.
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