Un
heureux événement (Francia-Bélgica,
2011).
Dirección:
Remi Bezançon.
Intérpretes:
Louise
Bourgoin,
Pio Marmaï, Josiane Balasko, Thierry Frémont, Gabrielle Lazure.
Guión:
Vanessa
Portal, Remi Bezançon; sobre la novela de Eliette Abecassis.
Música
original:
Mark Snow.
Fotografía:
Antoine Monod.
Montaje:
Sophie Reine.
Idioma:
Francés.
Duración:
107 minutos.
¿Quiero
ser mamá?
Tras
Declaración de guerra (Valérie Donzelli, 2011), llega a
nuestras pantallas otra película francesa sobre la maternidad. Ambas
tienen en común un fuerte componente autobiográfico (una versa
sobre las experiencias de su directora, y la otra refleja las
vivencias de escritora de la novela en la que se basa). Y las dos
contienen una visión sobre lo extremadamente dura que puede ser la
maternidad.
En
la película de Donzelli la dificultad venía impuesta por la
enfermedad de un bebé que se debatía entre la vida y la muerte. El
intenso desgaste era lógica consecuencia de la terrible
incertidumbre. Pero en Un feliz acontecimiento
es la propia maternidad la que supone un duro reto del que no siempre
sale airosa nuestra protagonista.
Ahí
está el gran valor del film. En la honestidad de reconocer que ser
madre no es un camino de rosas, en el que todo es felicidad. Lejos
de la visión idealizada que el cine siempre ha dado sobre el tema,
nos encontramos con este adecuado y doloroso contrapunto. Tener
un hijo es una experiencia que remueve los cimientos de la
existencia, y que pone fin a la vida de joven pareja feliz. La
despreocupación y la inmadurez ya no tienen cabida en el nuevo
ecosistema
Y
eso es algo que tiene que sufrir especialmente ella, ya que el padre
siempre tiene la opción de quedar algo más aparte, y mantener
cierto estatus de irresponsabilidad. El film también se preocupa
por hablar mucho sobre el sentimiento de soledad que conlleva todo el
proceso maternal. Aunque en muchas ocasiones lo haga de forma más
bien burda, en secuencias que buscan con descaro las situaciones de
contraste. Un esquematismo que también se pone en marcha para
contraponer la situación de pareja antes y después del
acontecimiento.
Estas
líneas de trazo grueso son las que impiden que el film quede
redondo. Eso sí, el meollo de la cuestión no puede estar mejor
retratado. La tensión interna que vive Barbara se nos muestra tan a
flor de piel que casi la sentimos nosotros con ella. A ello ayuda el
excelente trabajo de una entregada Louise Bourgoin. La actriz
transmite con fuerza la alegría que supone tener un hijo (que no
todo es angustia, ni mucho menos). Pero también algo que es casi
tabú: no siempre una mujer se alegra de haber tomado esa decisión.
Algo, por otra parte, muy lógico. La honradez de reconocer la
propia debilidad siempre es una virtud a tener en cuenta.
Manuel
Barrero Iglesias
No hay comentarios:
Publicar un comentario