
Kiseki (Japón, 2011)
Dirección, montaje y
guión: Hirokazu
Kore-eda.
Intérpretes: Koki Maeda, Ohshirô
Maeda, Ryôga Hayashi, Cara Uchida, Kanna Hashimoto.
Fotografía: Yutaka Yamasaki.
Idioma: Japonés.
Duración: 129 minutos.
Aprender de la vida
Koichi
y su hermano pequeño Ryunosuke viven separados desde que sus padres se divorciaran.
Koichi, de 12 años, vive con su madre y sus abuelos en Kagoshima, bajo las
cenizas constantes del volcán Sakurajima. Serio y responsable, sueña con que
sus padres se reconcilien. Ryunosuke, de 10 años, vive en Fukuoka con su padre,
que aún persigue su sueño de triunfar en el mundo de la música. De espíritu más
alegre que su hermano, parece bastante cómodo con su nueva vida, sus nuevos amigos
y su pequeño huerto. Aunque a veces tiene que hacer de amo de su casa, prefiere
estar separados a que sus padres discutan.
Salvo los hermanos
Maeda,
que interpretan a los hermanos protagonistas y ya eran cómicos profesionales
antes de la película, ninguno de los
niños había trabajado en cine o televisión. En el momento de rodar no
conocían el guión, sino que el director les indicaba qué debían decir; les
explicaba la escena, les daba objetos y les pedía que fueran lo más naturales
posible, como si la cámara no estuviera. Todos
ellos hacen un espléndido trabajo, base en la que radica la fuerza expresiva de
la película.
Los niños son los protagonistas, pero –aunque sea en segundo plano- a través de unos adultos muy bien dibujados también se nos muestran las desilusiones de la vida; que las cosas no siempre salen como se planean, que hay que esforzarse para seguir adelante sin perder la esperanza, y que al perseguir un sueño muchas veces se paga el precio de perder muchas otras cosas por el camino.
Kore-Eda, con su estilo pausado y lleno
de naturalidad; compone una amable, aunque agridulce, fábula sobre los anhelos
e ilusiones en confrontación con la realidad. En definitiva, el milagro
de la vida con sus dificultades y alegrías.
M. Lofish
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