Reconozco
que he tardado bastante en cogerle cariño a Jonah Hill. Al principio
me parecía un actor limitadísimo al que no le veía la más mínima
gracia, para con el tiempo pillarle el punto, y hasta esperar algunos
de sus proyectos con ansia.
Sus
inicios no eran del todo prometedores, papeles secundarios en
comedias de medio pelo (Dame 10 razones, Clic
o Accepted) y alguno en películas de cierto nivel
(Vírgen a los 40 o Lío embarazoso). La
cosa comenzó a cambiar cuando en 2007 protagonizó la comedia de
Greg Mottola, Supersalidos, junto a Michael Cera y
Christopher Mintz-Plasse. Una película con la que me pasó lo mismo
que con Jonah. Al principio no le pillaba el punto, y ahora mismo es
una película que me gusta revisitar de vez en cuando. Una comedia
generacional tan divertida como amarga, que a su vez elevaba mi
estima hacia Seth Rogen -en su caso como guionista-, ya que como
actor a este aun sigo sin tenerle excesivo aprecio.
Supersalidos
hizo que los estudios comenzasen a tenerle más en cuenta,
consiguiendo papeles secundarios de importancia en películas como la
divertida Paso de ti y la irregular, aunque
interesante, Hazme reír; y protagonistas en películas
con bastante enjundia como Cyrus y Todo
sobre mi desmadre.
En
Cyrus interpretaba a un hijo que se niega a que su
madre tenga vida sentimental, haciéndole la vida imposible al nuevo
novio de esta. Esta tal vez sea mi interpretación favorita de
Jonah, primera incursión en la comedia dramática, obteniendo unos
resultados más que satisfactorios. Además, la película en sí
tenía bastante nivel, con un reparto acertadísimo y la presencia de
los hermanos Duplas como directores y guionistas por tercera vez,
confirmándoles como dos tipos a los que había seguirles la pista.
Todo
sobre mi desmadre era una especie de secuela de Paso de
ti, o más bien un spin off de Aldous Snow; el personaje
interpretado por Russell Brand que no generaba las risas de aquel
film, pero que entretenía durante todo su metraje. Para mi recuerdo,
la escena en la que el personaje de Jonah Hill le pone una canción
de The Mars Volta a su novia, personaje interpretado por Elisabeth
Moss. Por la canción y las caras de Jonah Hill mientras la escucha,
bien merece la pena echarle un ojo a la película.
El
prestigio como intérprete le llegó con Moneyball,
película que protagonizó junto a dos pesos pesados como Brad Pitt y
Philip Seymour Hoffman; y que le valió una nominación para los
Globos de Oro y otra para los Oscars de 2011. La película tuvo
bastante éxito de crítica -el de público fue más discreto-, y los
mayores halagos fueron a recaer en la interpretación de Jonah y el
guión de Sorkin y Zaillian (ambos, en mi opinión, sobrevalorados).
La película es considerablemente mejor que la media dentro de su
filmografía, pero quedaba lejos de La red social, cinta con
la que continuamente se la comparaba debido a la coincidencia de
guionista.
Su
creciente importancia dentro de la industria le permitió crear la
serie de animación Allen Gregory junto a Jerrad Paul y
Andrew Moguel, donde a su vez ponía la voz al personaje
protagonista. La serie fue emitida por la cadena Fox, pero
simplemente durante siete episodios, ya que los bajos niveles de
audiencia cosechados llevaron a la cadena a cancelarla de manera
apresurada. La idea era original y el piloto medianamente gracioso,
pero la cosa se fue desinflando poco a poco y se vieron incapaces de
conservar al público.
Su
mayor éxito comercial le llegaría hace unos meses con el estreno de
Infiltrados en clase, en la cual ejercía, a la vez que
como protagonista, de productor ejecutivo y co-guionista. El remake
de la popular serie ochentera protagonizada por Johnny Depp superó
las expectativas y encandiló a crítica y público, gracias a un
puñado de chistes efectivos y a la química de Jonah con Channing
Tatum.
Pero
si por encima de todo hay algo que ha hecho que Jonah Hill me haya
caído especialmente simpático últimamente, son sus apariciones en
los Late night shows americanos. Especialmente mítica considero
su participación en Late Night with Jimmy Fallon cuando
promocionaba Moneyball. Sobre
todo su ataque a mi odiado Matthew Morrison, protagonista de
la horrible Glee. Y su participación en Late Show with
David Letterman también promocionando Moneyball, especial
atención al intercambio de putadas entre este y Brad Pitt,
antológico. También son cien por cien disfrutables cada una de sus
apariciones en The late late night show with Craig Ferguson,
tanto por él como por lo genial de su presentador (¿a que no se
nota mi fanatismo hacia Craig Ferguson?).
Próximamente
podremos verle en un puñado de proyectos a priori muy interesantes.
Desde la comedia The Watch junto a Ben Stiller, Vince
Vaughn y Richard Ayoade; hasta el drama de Scorsese, The Wolf
of Wall Street junto a Leonardo DiCaprio, donde podrá
demostrar si lo que la gente dijo de él en Moneyball estaba
justificado o si era flor de un día. A estos hay que sumarle unos
cuantos proyectos más entre los que destacan las secuelas de
Zoolander e Infiltrados en clase.
Por
ahora tengo confianza en Jonah Hill y es sus proyectos futuros,
aunque creo que existe la posibilidad de que se vaya desinflando si
no se afianza en los papeles dramáticos y se desencasilla en los
papeles cómicos. A ver qué pasa.
David Sancho
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