A punto de cumplir
los setenta nos abandonó esta vieja gloria de la primera época de Radio Television
Española. Una rebelde que se desmarcó de la formalidad de la cadena pública,
tras ser una de las estrellas de las ondas catódicas, en la que debutaría en
1964.
Marisa conseguiría
pronto la popularidad como presentadora
de programas y galas, algo que le permitiría probar en otras artes como la música.
De hecho, se convertiría en esposa del compositor Alfonso Santiesteban, con el
que grabaría algunos temas.
Tampoco se le
resistirían las letras, ya que escribió
varios poemarios y novelas, una de ellas autobiográfica: Canalla
de mis noches, en la que relataba su declive como artista y su
consecuente descenso a una sociedad nocturna y llena de drogas.
Como actriz realizaría
diversas giras teatrales de un polémico
montaje musical escrito por Santiesteban, que le permitiría ser una de las
pioneras del destape en plena transición: la obra Satán azul, que sería el
espaldarazo definitivo a su imagen de antaño.
Pero si por algo
aparece en Tierra Filme es por su participación en películas de diversa índole,
como su debut en 1971, interpretando una canción en La casa de los Martínez; el
musical En un mundo Nuevo, como contrincante de la cantante Karina para
participar en el festival de Eurovisión; comedias tipical spanish como Eva
limpia como los chorros del oro, Tres suecas para tres Rodríguez, La
loca historia de los tres mosqueteros, con Martes y trece, o la reciente Torrente 3: El protector;
el spaguetti western ¡Caray, qué paliza!; dramas sobre la
Guerra civil como Uno del millón de muertos; e incluso giallos como El
comisario G. en el caso del cabaret.
Marisa
Medina, una artista completa e injustamente olvidada a la que la profesión dio
la espalda por nadar a contracorriente.
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