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The Hunger Games (Usa, 2012).
The Hunger Games (Usa, 2012).
Dirección: Gary Ross.
Intérpretes: Stanley Tucci, Wes Bentley, Jennifer Lawrence, Paula
Malcomson, Josh Hutcherson.
Guión: Gary Ross, Suzanne Collins, Billy Ray; sobre la novela de Suzanne Collins.
Música original: James Newton Howard.
Fotografía: Tom Stern.
Montaje: Christopher S. Capp, Stephen Mirrione, Juliette Welfling.
Idioma: Inglés.
Duración: 142 minutos.
Otra saga más para adolescentes
Los Juegos del Hambre sigue la estela de las adaptaciones
de sagas literarias para jóvenes. Y aunque tratado de forma algo
superficial, es un buen acercamiento crítico a los excesos de los reality shows y
su supuesta realidad por un lado; y por otro, a los juegos
manipuladores del poder para mantener su posición dominante y
acomodada sobre una parte de la población oprimida y explotada.
Claramente dirigido al público adolescente, esto supone una gran limitación
para la forma en la que se presenta la película. Lo que puede provocar
que cierto público adulto sienta que falta ir algo más allá. Aunque
desde la dirección hay un intento de salirse un poco de lo convencional usando
en ciertos momentos la cámara en mano, o cambios en la
fotografía para remarcar las diferencias entre un contexto y otro; el
film no llega a convencer. El resultado final deja bastante que desear,
sobre todo en las escenas de acción, en las que el uso abusivo de planos cortos
y cerrados las hacen confusas y resulta difícil saber qué está
pasando.
En teoría, los libros están basados en el mito de Teseo y el Minotauro,
donde el monstruo sería el “reality show” que devora a los jóvenes de los
distritos oprimidos. Pero en su adaptación fílmica se hacen más patentes otras
semejanzas. Es casi inevitable la comparación con Perseguido o Battle
Royale (ambas basadas también en obras literarias) respecto al
planteamiento, aunque quitando mucha sangre y gore. Cuando se nos muestra el
lugar desde el que Séneca mueve los hilos de los juegos es difícil no acordarse
de El Show de Truman. Y hasta se pueden vislumbrar en sus
pequeños momentos de romance adolescente destellos de Crepúsculo.
Aunque afortunadamente estos momentos son mínimos, y no caen en el pasteleo de
la saga vampírica.
Las semejanzas con estos precedentes no supondrían realmente un problema si
la película se hiciera con una personalidad propia, algo que no se consigue a
pesar del esfuerzo de los actores; resultando una mezcla descafeinada de sus
precedentes. Pero no hay que olvidar el público al que está dirigida. Sin duda, Los
Juegos del Hambre tiene mucho más contenido, valores y temas de
reflexión que los productos anteriores que se han ido haciendo en estos últimos
años para ellos. Lo cual es de alabar.
M. Lofish
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