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sábado, 21 de abril de 2012

Titanic 3D

6/10
Titanic (USA, 1997).
Dirección y guión: James Cameron.
Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Kate Winslet, Billy Zane, Kathy Bates, Gloria Stuart.
Música original: James Horner.
Fotografía: Russell Carpenter.
Montaje: Conrad Buff IV, James Cameron, Richard A. Harris.
Idiomas: Inglés, francés, alemán, sueco, italiano, ruso.
Duración: 194 minutos.



The Heart of the Ocean
  
El 10 de abril de 1912, el Titanic partía de Southampton rumbo a Nueva York. Cinco días más tarde se hundía tras colisionar con iceberg provocando la muerte de más de 1500 personas. Justo cuando se cumple un siglo de este acontecimiento se reestrena Titanic (1997), de James Cameron; la versión más exitosa -y probablemente definitiva- sobre un hundimiento que previamente ya había dado lugar a otros filmes, tales como los firmados por Jean Negulesco y Roy Ward Baker en los años cincuenta.

Para la ocasión, Cameron presenta una versión remasterizada con el formato 3D aprovechando el éxito que cosechó con su última película hasta la fecha, Avatar (2009). A juzgar por el resultado, se trata de una estrategia puramente comercial, pues realmente no solo no aporta nada sino que incluso empeora el aspecto visual de una película que, lógicamente, no estaba diseñada para ser proyectada en tres dimensiones. Dejando al margen ese detalle, la espectacularidad de Titanic se mantiene intacta quince años después. Visualmente es portentosa gracias a una fotografía estupenda y a una recreación asombrosa del barco, y de cada uno de sus detalles.

Partiendo de la historia de amor juvenil entre dos pasajeros de diferente clase, Cameron nos enseña al completo el trasatlántico por dentro, haciendo un estudio muy somero de la época y los muy diferentes personajes que vivían en ella. Y radiografía los sueños de pasión y juventud en el contexto de un lugar idílico, el de un majestuoso barco tan presuntamente indestructible como los protagonistas creen que es su amor. A pesar de que dicha historia es bastante simplona y poco creíble, lo cierto es que la película se ve con interés y en ningún momento se resiente de su larguísima duración. Es justo, pues, reconocer la labor de un James Cameron que se desenvuelve maravillosamente en un terreno que, durante una parte importante del minutaje, está alejado del género predominante en su filmografía.

Todo lo contrario ocurre cuando la película vira al género de acción, momento en el que la calidad mengua considerablemente. La recreación del hundimiento es prodigiosa y está llena de emoción pero la trama principal sobrepasa los límites de lo defendible, alcanzando unas cotas de inverosimilitud y ridículo titánicas. Tampoco ayuda la sensiblería, el abuso del “My heart will go on” como leitmotiv y algún ralentí aislado. Con todo, el momento más lamentable por su manipulación emocional está reservado para el final: nada menos que un travelling recordatorio de todos los personajes que conoció el personaje protagonista.

Cabe resaltar en defensa de la película, además de los aspectos técnicos y el pulso narrativo, algunas escenas memorables, la transmisión de emociones y la estupenda interpretación de una joven Kate Winslet que dota de matices y personalidad al personaje de Rose (por cierto, personaje desde cuyo punto de vista la película está narrada, no siempre de manera correcta), reafirmando así una calidad interpretativa que ya había apuntado en películas como Jude o Sentido y sensibilidad.

Jorge Marugán



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