Le
fils à Jo (Francia, 2012).
Dirección y guión: Philippe
Guillard.
Intérpretes: Jérémie
Duvall, Gérard Lanvin, Olivier Marchal, Vincent Moscato, Karina Lombard.
Música original:
Alexis Rault.
Fotografía:
Ludovic Colbeau-Justin.
Montaje:
Elodie Codaccioni, Sandro Lavezzi.
Idioma:
Francés.
Duración: 95
minutos.
Melé de subgéneros
Durante
los primeros minutos de este film uno se teme que va a ver una copia a la
francesa de aquella blandenguería llamada Billy Elliot (Stephen Daldry). Padre
empeñado en que su hijo practique un deporte varonil; e hijo sensible con otras
inquietudes, que se topa con la incomprensión de un entorno rural y algo
cerrado.
Pero
nada, al final resulta que al niño sí que le gusta jugar al rugby. Lo que
ocurre es que no soporta que el intransigente de su progenitor esté presente. Así
pasamos al típico conflicto
intergeneracional, con padre un tanto tosco, y el agravante de la figura
materna ausente. Todo rociado con unas
inevitables gotas del más gastado costumbrismo.
En
su parte final Mi hijo y yo toma el
rumbo del más empalagoso cine deportivo ‘made in Hollywood’. Tampoco faltan las
pinceladas de cine social, las improbables historias de amor, y un buen puñado
de personajes (pretendidamente) pintorescos.
Escrita
y dirigida por Philippe Guillard, ex jugador de rugby; esta ópera prima tiene el “mérito” de saquear tópicos de no uno, sino de
varios subgéneros. Una película en la que la monotonía y la escasez de simpatía
entierran del todo sus pocas posibilidades para destacar.
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