Apollo
18 (USA-Canadá,
2011).
Dirección
y montaje:
Gonzalo López-Gallego.
Intérpretes:
Warren Christie, Lloyd Owen, Ryan Robbins, Michael Kopsa, Andrew
Airlie.
Guión:
Brian Miller.
Música
original:
Harry Cohen.
Fotografía:
José David Montero.
Montaje:
Patrick Lussier.
Idioma:
Inglés.
Duración:
98 minutos.
Improbable mockumentary
Sigue
este film la senda que tan de moda puso El
proyecto de la bruja de Blair (1999),
y que luego han seguido otras como Rec
(2007) o Paranormal
Activity (2007). Esas
nuevas formas de terror que acuden a la realidad (aunque sea falsa)
para tratar de conectar aún más con nuestros miedos más
enraizados. La obligación formal que este tipo de filmes tienen para
con el buscado realismo abre todo un mundo de posibilidades a
explorar. Que todas las cámaras
formen parte de la acción siempre supone un reto estimulante.
El
problema de Apollo 18 es la improbabilidad de
sustentar su discurso sobre esta premisa. Armar un falso
documental de este tipo, ambientado en plena década de los 70 no
ayuda precisamente a darle credibilidad al asunto. El forzado uso de
las cámaras se une a las incontables lagunas científicas, para
destrozar así cualquier atisbo de realismo. Si es que era eso lo que
buscaba el director.
Para
colmo, la película carece durante demasiados tramos de la tensión
necesaria para, al menos, mantener al espectador agarrado a su
butaca. Esos momentos de tedio podrían resultar interesantes si
la intención del director fuese la de recrearse en la monotonía del
astronauta en su día a día. Pero nos tememos que no era ésa la
intención de
Al
contrario, parece que el propósito es conseguir un thriller
que deje sin aliento, y ahí fracasa con estrépito. Al igual que en
el empeño de usar el falso documental. A esta mezcla entre Alien
y la Bruja de Blair,
le falta el certero pulso de una, y la sensación de realismo de la
otra.
Manuel
Barrero Iglesias
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