Mirror
Mirror (USA,
2012).
Dirección:
Tarsem Singh.
Intérpretes:
Julia Roberts, Lily Collins, Armie Hammer, Nathan lane, Sean Bean.
Guión:
Melissa Wallack, Jason Keller; sobre el cuento
de Jacob y Wilhelm Grimm.
Música
original:
Alan Menken.
Fotografía:
Brendan Galvin.
Montaje:
Robert
Duffy, Nick Moore.
Idioma:
Inglés.
Duración:
106 minutos.
Espejito,
espejito...
En
el actual panorama audiovisual, está de moda eso de revisitar los
cuentos clásicos. En la gran pantalla tenemos casos muy recientes
como los de 'Alicia en el País de las Maravillas' o 'Caperucita
Roja'. En cuanto a 'Blancanieves', ésta es la primera de las tres
(sí, tres) versiones que llegarán a los cines este año. Y la cosa
está clara. De una forma u otra, hay que modernizar el cuento en
cuestión. Especialmente aquellos, como es el caso, que reproducen
estereotipos poco recomendables en los tiempos que corren.
Así
que no pueden faltar las convenientes dosis de feminismo de saldo.
La transformación se produce en el interior mismo del film, pasando
de ser una bobalicona princesa a una aguerrida guerrera en un abrir y
cerrar de ojos. También tenemos el apunte social; con un
pueblo explotado por la realeza, y unos marginados que se convierten
en delincuentes (sí, los siete enanos). Y luego está el príncipe,
carente de cualquier tipo de carisma. Bueno, eso no cambia respecto a
los clásicos. Los príncipes azules siempre han sido
terriblemente sosos.
Ya
sabemos que en este tipo de cuentos, los personajes más interesantes
son los villanos. Y como en la obra de los hermanos Grimm, lo mas
estimulante del film viene de la mano de la madrastra que encarna
Julia Roberts. Algo que esta adaptación explota a las mil
maravillas; donde la actriz se recrea y disfruta con un trabajo lleno
de ironía, en el que es una de las mejores interpretaciones de
su carrera (sino la mejor).
Pero
quitando los inspirados momentos de la Roberts, el resto de chistes
ponen el film a la altura de la saga Shrek. Es decir, una
supuesta gamberrada que no es más que un lavado de cara superficial
para contarnos (en el fondo) lo mismo de siempre. Una modernez pop
con aparatoso diseño de producción y unas cuantas secuencias de
acción metidas con calzador.
Cierto
es que los momentos en los que se toma menos en serio, todo es tan
festivo que no queda más remedio que sonreír. Eso sí, me
pregunto de dónde viene esa moda de poner espadas en manos de las
protagonistas femeninas. No entiendo qué pintan las secuencias
finales de Alicia en el País de las Maravillas (Tim Burton,
2010) o de esta Blancanieves (Mirror, Mirror). ¿Qué tienen
que ver con el espíritu de ambos cuentos? No sé si el propósito
es meter un mosntruo en el clímax, o es que las espadas son un
símbolo de la independencia femenina. En cualquier caso, un
sinsentido.
Manuel
Barrero Iglesias
Lo de la espada es algo fálico y viene de que los directores sean hombres.
ResponderEliminarQue pereza de película, rara es la vez que yo digo de antemano que no voy a ver una película, pero esta... pereza absoluta.
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