The
ides of March
(Estados
Unidos, 2011).
Dirección:
George Clooney.
Intérpretes:
Ryan Gosling, George Clooney, Paul Giamatti, Philip Seymour Hoffman,
Marisa Tomei, Evan Rachel Wood, Jeffrey Wright, Max Minghella.
Guión:
George Clooney y Grant Heslov sobre la obra teatral de Beau Willimon.
Música
original: Alexandre Desplat.
Fotografía:
Phedon Papamichael.
Montaje:
Stephen Mirrione.
Idioma:
Inglés.
Duración:101
minutos.
Algo
huele a podrido en América
George
Clooney es uno de los personajes fundamentales del cine
norteamericano actual, tanto en su faceta de actor como por sus
trabajos como realizador; en los que si bien nunca ha llegado a la
excelencia, no se le puede negar un considerable nivel.
Tras
la mediocre, y sin duda obra menos acertada dentro de su corta
carrera como director, Ella es el partido; Clooney vuelve a la
realización con la adaptación de la obra teatral de Beau Willimon
sobre los pormenores de unas elecciones primarias dentro del partido
demócrata.
La
adaptación cinematográfica de una obra teatral siempre supone un
desafío para los guionistas y directores de cine. El teatro suele
tener, por motivos obvios, un reducido número de localización, lo
cual puede ser alterado al pasar al cine -como sucede en esta
película-, o puede respetarse de manera estricta -un claro ejemplo
es la última película de Polanski-. Lo cierto es que al ver Los
idus de Marzo nunca nos da la sensación de estar viendo una obra
teatral, al contrario que con Un dios salvaje, y la película
fluye con naturalidad a través de unos personajes ávidos de poder
que harán cualquier cosa con tal de alcanzarlo.
La
película nos presenta a una clase política inmoral, que persigue el
poder como un fin más que como un medio para conseguir un bien
superior. Para los escépticos con la realidad política, la película
será convincente. Para los que creen que todo está corrupto y
podrido, el regusto será amargo, por blanda y convencional. Pero
algo es algo, sobre todo cuando viene de Estados Unidos. No debemos
olvidar que aunque para ellos Clooney sea poco menos que un
comunista, la realidad es que un demócrata. Y que dentro de la
dicotomía demócrata-republicano, es algo parecido a un neoliberal
con remordimientos. Por lo tanto, no podemos esperar que cuestione la
totalidad del sistema, sino lo que es moralmente reprobable dentro de
los cánones del libre mercado.
Disertaciones
pseudos-políticas aparte, la película resulta estimulante la mayor
parte del tiempo, tanto por su temática como por la habilidad de sus
intérpretes y escasas pretensiones estilísticas de su director, que
opta por una dirección sencilla y sin florituras en pro de la
efectividad de su discurso. Un acierto más en la carrera del Clooney
director, que si bien no le coloca entre los grandes, si que nos deja
con la sensación de que es alguien al que seguir teniendo en cuenta.
David Sancho
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