En 1986 fue sexta en el concurso de Miss Mundo celebrado en Londres. Me pregunto quiénes serían las otras cinco que quedaron por delante de ella, porque me resulta complicado imaginar mujeres que superen la belleza de Halle Berry. Desde luego, si por sensualidad fuera, difícil tarea es quitarle la corona.
Obviamente, ha trabajado como modelo. Pero muy pronto se le quedó pequeño ese mundo, y amplió sus miras hacia la interpretación. Tras unos años de apariciones televisivas, se produjo su debut cinematográfico. Nada más y nada menos, que de la mano de Spike Lee en Fiebre salvaje (1991). La década de los 90 estaría marcada por productos de escasa calidad. Aunque algunos de ellos fueron grandes éxitos de taquilla: con Bruce Willis en El último Boy Scout (1991), Eddie Murphy en Boomerang (1992), James Caan en Lobos universitarios (1993), Patrick Swayze en El enémigo público Nº1...mi padre (1993), John Goodman en The Flinstones (1994), o Kurt Russell en Decisión crítica (1996).
Nunca parece haberle preocupado demasiado a Berry eso de demostrar al mundo lo buena actriz que es, y nunca ha mostrado el más mínimo complejo por participar en filmes que buscan de forma descarada los dólares por encima del arte. Su currículum en los 90 se completa con títulos que ni siquiera tuvieron el favor de la taquilla: Strictly Business (1991), Instinto maternal (1995), La carrera del sol (1996), Ambición peligrosa (1996), B*A*P*S (1997), o A tres bandas (1998). Sin destacar en exceso, aunque sea difícil olvidar su erótico atractivo (especialmente en Los Picapiedra), la actriz consiguió ser una habitual en el Hollywood de finales de siglo.
Precisamente en los últimos años del milenio, llegaron dos trabajos que subieron algo el listón de calidad. Warren Beatty la reclutó para Bulworth (1997). pero cuando de verdad se le empezó a considerar en serio fue a raíz de la Tv movie Dorothy Dandrige (1999). Por este biopic de la primera actriz afroamericana nominada al Oscar, Halle consiguió varios premios, y un generalizado reconocimiento.
Parecía que comenzaba una nueva era para la bella actriz. Más aún cuando, de forma consecutiva, llegaron los dos papeles más importantes de su vida artística. Convertirse en la Tormenta de X-Men (200) la consagró como estrella hollywoodiense. Una película de clara vocación comercial, pero con grandes dosis de buen cine. Mientras que su desgarrador trabajo en Mosnter`s Ball (2001) le permitió ganar el Oscar a la mejor actriz principal, siendo la primera mujer negra que se alzara con este galardón. Un proyecto bastante más arriesgado de lo que acostumbraba hacer hasta ese momento, y que le dio la ocasión de lucirse en el evento más glamuroso de Hollywood. Al fin parecía que Berry había encontrado el buen camino. Dos filmes con los que que empezaba una nueva vida para nuestra protagonista.
Pero nada más lejos de la realidad. Volvió a las andadas con productos bastante pobres, aunque económicamente muy lucrativos. Operación Swordfish (2001), Muere otro día (2002), Gothika (2003), o Catwoman (2004). merece la pena que nos detengamos en esta última, un proyecto muy esperado por el público, deseoso de ver a la actriz en el traje de mujer felina. ¿Podría haber alguien más adecuada que ella? Sueños lúbricos aparte, el film resultó un fiasco de inmensas proporciones. Al menos, Berry demostró su buen humor al acudir a la ceremonia de entrega de los Premios Razzie, que la elegían como la peor actriz del año.
Aparte de las otras dos apariciones en la trilogía X-Men, poco más la vimos en el resto de la pasada década. Puso voz a un personaje de Robots (2005), trabajó al lado de Bruce Willis en Seduciendo a un extraño; y a las órdenes de Susanne Bier en Cosas que perdimos con el fuego (2007), en la que fue la primera experiencia norteamericana de la buena directora danesa.
Después de tres años de parón, vuelve. Y lo hace en su línea. Frankie and Alice (2010) y Noche de fin de año (2011) no son, precisamente, un retorno por todo lo alto. Veremos qué ha hecho Tom Tykwer con ella en Cloud Atlas, previsto el estreno para este año. Es complicado decir si Halle Berry es una buena actriz o no. Lo que está claro es que no se toma demasiado en serio. Y que despierta nuestros más intensos instintos sexuales, también.
No sé si a alguien más le ocurre. Pero si pienso en alguna secuencia de Monster's Ball, la primera imagen que me viene a la mente es aquel salvaje polvo en el sofá. Resulta curioso que en su trabajo más prestigioso, haya quedado para el recuerdo su momento más lascivo. Pero, ¿quién no hubiera matado por estar en la piel de Billy Bob Thornton?
Manuel Barrero Iglesias
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