The Artist

6/10
The Artist (Francia-Bélgica, 2011)

Dirección y guión: Michel Hazanavicius.

Intérpretes: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, John Goodmna, James Cromwell, Penelope Ann Miller.

Música original: Ludovic Bource.

Fotografía: Guillaume Schiffman.

Montaje: Anne-Sophie Bion, Michel Hazanavicius.

Idioma: Inglés.

Duración: 100 minutos.

Encanto sin palabras

Los detractores de The Artist no se cansarán de hablar sobre lo nimia que es la aproximación que hace Hazanavicius al cine mudo. Dirán que el film es una simple imitación superficial en lugar de una interiorización de los códigos del cine realizado antes del sonido. Pienso que no es adecuado analizar este trabajo desde esa perspectiva, ya que las intenciones no parecen ir por ahí.

The Artist tiene mucho más en común con Cantando bajo la lluvia que con el puro y duro cine mudo. El autor retrata la época de transición hacia el sonoro, y lo complicado que fue para muchos actores poder dar ese paso. La mejor secuencia del film, y momento clave, es la pesadilla que sufre el protagonista. Ahí se condensa el espíritu del film, el contraste entre lo nuevo y lo antiguo, entre la evolución y la nostalgia.

Un filón que, sin embargo, no se explota lo suficiente. Nos preguntamos qué hubiese sucedido si el director hubiese decidido seguir la línea de esa secuencia. Es decir, si a partir de la irrupción del sonoro, el protagonista fuera el único sin hablar dentro de un mundo lleno de sonidos. Pero era una opción muy arriesgada que, además, chocaba frontalmente con la concepción del proyecto. Y es que Hazanavicius siempre tuvo claro que quería hacer una película muda.

Lo que, volvemos a incidir, no es lo mismo que hacer ‘cine mudo’. Estamos ante una película más bien liviana, un divertimento bello y agradable. Tiene mucho mérito hacer una película sin diálogos, en blanco y negro…y que conecte de forma tan brutal con el público. Y esto último, jamás se lo van a perdonar sus detractores. Y es verdad que a veces se busca, incluso con descaro, la complicidad del público (la presencia del perro).

Pero no es menos cierto que así; como entretenimiento nostálgico, como película comercial de calidad, funciona a la perfección. Y que, incluso en un guión tan previsible y con tan pocas sorpresas, se agradece la introducción del personaje femenino como protector. Por cierto, no se puede ser más encantadora que Bérénice Bejo.

Nos quedamos con las ganas de que se explore más la vertiente formal para incidir en el contraste entre el protagonista y su entorno, algo que se esboza pero no se termina de concretar. Echamos de menos más experimentación y juegos con las formas. Eso sí, hay que destacar también el descomunal trabajo de Jean Dujardin. Todo un prodigio.

No es The Artist la gran película que podría haber sido. Y es que, aunque parezca un contrasentido, es demasiado convencional. Con un desarrollo clásico en exceso. Eso sí, el autor es capaz de integrar el ayer y el hoy en un film encantador, con unos intérpretes en estado de gracia. Memorable no, pero disfrutable lo es, y mucho.

Manuel Barrero Iglesias