Y entonces llegó Mercedes Álvarez, y con ella se hizo la luz. La directora de El cielo gira nos regala una hermosa joya con su segunda película. A poco nos supieron después una disparatada comedia francesa, o el drama social/amoroso ambientado en Marruecos.
Mercado de futuros
En los últimos instantes de este documental vemos a unas cuantas muñecas olvidadas en una vieja tienda de un mercadillo. La misma marca de muñecas que antes han sido protagonistas en una conferencia sobre el éxito empresarial. Así es Mercado de futuros, una película de contrastes. De apasionantes contrastes.
Álvarez tenía en mente el proyecto desde 2007, antes de la crisis. El proyecto pretendía hablar sobre los espacios, y como la fiebre especulativa transformaba nuestras ciudades. Su rodaje en 2009 y su estreno en 2011 le dan a la película una nueva dimensión, en el contexto de la actual coyuntura económica. Y si cabe, aún más valor.
La perplejidad se apodera de nosotros cuando la cámara se adentra en ferias inmobiliarias o en la actividad de los brokers financieros. Un mundo irreal que controla la economía mundial. Objetos inmateriales que conforman las nuevas riquezas.
Una muy interesante y evacodora película, que resulta muy poética sin caer jamás en la pedantería. Y es que la sencillez es una de las principales virtudes del cine de Mercedes Álvarez.
Holidays by the Sea
Parece que el cine francés se abona al no-diálogo (que no es lo mismo que el cine mudo). Mientras The Artist (también vista en este certamen) conquista al público allá por donde va, Pascal Rabaté se atreve con una película en la que la palabra no tiene la más mínima importancia.
Estamos ante una surrealista comedia que es más situacional que de desarrollo argumental, el cual es prácticamente nulo. Personajes sin ningún carisma y momentos supuestamente divertidos que no hacen ninguna gracia componen un film cuya escasa hora y cuarto se hace bastante larga. Mala señal para una comedia.
Love in the Medina
Otra producción europea que se acerca a África. Aunque en este caso la participación italiana da la impresión de ser más de financiación que creativa. Una coproducción con Marruecos, dirigida y protagonizada por autóctonos, que se mezclan con un equipo técnico mixto. Y se nota que no estamos ante una película impostada que refleja la visión occidental de una problemática en otra cultura.
Al menos, nos creemos lo que estamos viendo, y el conflicto social que supone el adulterio y la ruptura con las tradiciones conservadoras. La lucha de esta pareja está contada con buen gusto, pero tampoco va mucho más allá de otras películas de temática similar.
Manuel Barrero Iglesias
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