Futuro imperfecto
La ciencia-ficción reflexiva tuvo su espacio con dos películas que se aventuran con el futuro, a través de un par de dramas más bien intimistas, planteando difíciles cuestiones. Dos producciones europeas para nada deslumbrantes, pero sí muy sólidas y coherentes.
Carré blanc
Estamos ante un film que sigue la senda de futuros deshumanizados, y sociedades controladas hasta el límite. La siempre temible pérdida de libertad, y anulación de la individualidad. En este sentido, la película no aporta mucho novedoso a la gran cantidad de obras artísticas que se han planteado esta cuestión.
Pero sí hay una reflexión muy interesante y novedosa en torno a la violencia. Como los individuos con poder la usan contra lo más débiles de forma sistematizada y con total naturalidad. Tanto en el entorno laboral, como en el personal. Ya sea violencia física o piscológica, ya no hay disimulo en la opresión contra el débil.
Womb
Mucho más intimo aún se nos presenta este drama, cuyo elemento clave es la clonación humana. El dolor de la pérdida, y la posibilidad de recuperar lo irreemplazable Los avances científicos permiten a la protagonista del film (maravillosa Eva Green), fecundarse con el tejido de ADN de su difunto marido.
Lo que ocurre cuando el niño va creciendo, es fácil de adivinar. Una dolorosa ambiguedad recorre a esta mujer que, por momentos, recuerda a la Nicole Kidman de Reencarnación. Womb se toma su tiempo hasta que hace estallar el inevitable dramatismo. Una película pausada, y que consigue crear un contradictorio efecto desasosegante dentro de la más absoluta paz. Una casa en medio de una playa inhabitada se convierte en uno más de los personajes que componen esta reflexión sobre los límites de la ética.
Manuel Barrero Iglesias
Fantástico Manué
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