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viernes, 21 de octubre de 2011

La voz dormida

4/10
La voz dormida (España, 2011).
Dirección: Benito Zambrano.
Intérpretes: María León, Inma Cuesta, Marc Clotet, Daniel Holguín, Ana Wagener.
Guión: Ignacio del Moral, Benito Zambrano.
Música original: Magda Rosa Galván, Juan Antonio Leyva.
Fotografía: Alex Catalán.
Montaje: Fernando Pardo.
Idioma: Español.
Duración: 128 minutos.



Y tan dormida


Nunca he entendido esa crítica sistemática que se hace sobre cualquier película que se desarrolle antes, durante, o en la posguerra civil española. Es como pedirles a los alemanes que dejen de hacer películas sobre la Segunda Guerra Mundial.  Aquel conflicto bélico en España es, de largo, el acontecimiento más importante de nuestra Historia durante el siglo pasado.


Es normal que de ahí salgan muchas historias que contar. Y más, teniendo en cuenta que durante cuarenta años fue imposible realizar ninguna película sobre el tema que no tuviera el beneplácito de la visión de los vencedores. Es de una lógica aplastante que en los últimos 20 años se haya querido reparar ese vacío.

Claro que hay películas malas sobre el tema. Y regulares. Incluso las hay buenas. A bote pronto, se me ocurren La lengua de las mariposas, Silencio roto, Rejas en la memoria, Balada triste de trompeta o Pa negre. Pero la crítica furibunda de cierto sector nada tiene que ver con aspectos cinematográficos y sí con tratar de que no se recuerde algo que ocurrió. Allá cada uno con su conciencia.

Dicho todo esto, La voz dormida viene a ser un golpe de razón para aquellos que defienden (casi siempre sin el más mínimo conocimiento de causa) que el cine español “siempre hace lo mismo”. Y es que la película de Zambrano es una sucesión de todos los tópicos que caben en una historia de este tipo.

Si quieres una historia de mujeres en la cárcel (y fuera de ella) ahí está Las 13 rosas. Si prefieres una historia de amor entre rebelde que se refugia en la sierra y jovencita inocente, ahí tenemos Silencio roto. Y lo peor no es que los temas nos suenen ya conocidos. El problema es que el director no consigue que nos interese ni la historia de amor imposible, ni la lucha política de la hermana presa, ni casi nada de lo que ocurre en el film.

Y digo casi nada, porque sí hay algo que atrae nuestra atención. Y de qué forma. Ese es algo es Pepita, el único personaje que aporta algo diferente. Ella hace reír, mientras llena de luz y calor la pantalla. Ella representa la inocencia, las ganas de vivir. La imparcialidad más absoluta. Ella representa a una de tantas personas que se vieron envueltas en un conflicto en el que no tenían ningún interés ni posicionamiento.


Y ella es María León, que borda su primer papel de importancia en el cine. Con una espontaneidad apabullante, la actriz sevillana devora la pantalla en cada plano que aparece. Pasa de la comedia al drama, y del drama a la comedia, como quien no quiere la cosa. Con toda la naturalidad del mundo. Y eso es algo muy difícil de conseguir.

Por lo demás, el resto de personajes se mueven entre la caricatura y el tópico, salvando al matrimonio que contrata a Pepita, una pareja que parecen personas reales, y no estereotipos apenas esbozados. Una pena que estas pinceladas de interés queden desdibujadas en un conjunto que aporta muy poquito al tema del que se ocupa.




Manuel Barrero Iglesias



1 comentario:

  1. Pues yo es la peli más emocionante que he visto en los ultimos año. ¡Ah!: ¡Al final, la gente aplaudió en el cine! Años que veía eso...

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