Ni él mismo se lo creía, pensó que era una broma o que se habían confundido en la elección: Hugh Laurie es el nuevo hombre L'Oreal, concretamente el 'Men Expert'. Sigue así la estela de chulazos como Matthew Fox, Clive Owen y, mi favorito, Gerard -Leónidas- Butler, tan machos ellos que no tienen problemas en reconocer que se ponen cremitas para que l@s pobres mortales chorreemos hormonas por el piso. Vuelve el retrosexual, dicen. Muerte al metrosexual, apostillan. Vale, mientras que no me toquen a Jude Law y Santiago Segura no se convierta en el paradigma de la sensualidad me apunto, porque, serán cosas mías, pero no soporto a un tío que tenga menos vello que yo.
Con la designación del Doctor House, creo que la casa de potingues pretende acercarse a ese sector de hombre conocido como 'madurito interesante', que cantara la gran Martirio. Laurie no es Clooney, pero nos encanta su look de recién levantado, ese pelo revuelto, la barba de tres días, camiseta con americana y esos ojazos, que vienen de serie. Y nos creemos que es como su personaje: un chulo de buen corazón, sarcástico, inteligente, con un humor irresistible y, sobre todo, atormentado, de esos que en un afán masoquista nos empeñamos en consolar entre nuestros pechos para acabar escaldadas... y sin sujetador. A su manera, el actor británico da la talla como modelo de productos de belleza; eso sí, versión siglo XXI, porque echen un vistazo a sus trabajos de hace unos añitos en Los amigos de Peter y junto a Stephen Fry (el Peter anterior, ese intérprete que siempre hace de Stephen Fry) y no me nieguen que es el secundario ideal para 'La revolución de los novatos', ese que llevaba tropecientos bolis en el bolsillo de la camisa.Caprichosos son los designios a la hora de seleccionar del celuloide a los modelos del mundo de la publicidad. No sorprende que chicos sacados del 'american way of life' como Ryan Reynolds o Matthew McConaughey representen a conocidas marcas de perfume, ni que encarnen a carismáticos superhéroes en adaptaciones actuales, como el caso de Reynolds como Linterna Verde, Chris -Capitán América- Evans, su tocayo Hemsworth (más conocido como el cabrón con suerte que se tira a la Pataki) como el nuevo Thor y Jason Momoa, el portentoso Khal Drogo de la fascinante Juego de tronos que, al parecer, se ha cargado el mito de Conan. ¡Cuánta mediocridad!; tampoco es plan de buscarse a un enano medio calvo para interpretar a alguien tan carismático como Batman -Michael Keaton, no te hagas el loco, va por ti-, pero tanta obviedad daña. Ni me acuerdo -ni tengo ganas de buscarlo en IMDB- de cómo se llama el nota de la prescindible Superman de Bryan Singer, pero no me abandona la imagen del esplendoroso Christian Bale emulando al mismísimo Caballero Oscuro.
Volviendo a la parcela que tan bien retrata la maravillosa Mad Men, los anunciantes son capaces de lo peor y lo mejor a la hora de elegir a sus protas masculinos. Me parece aburrido que caigan en los guapos oficiales, divertido y atractivo que escojan a George Clooney y John Malkovich y, definitivamente bizarro que Vincent Gallo sea considerado como el no va más; aceptamos (por afinidad nasal en mi caso) a Adrien Brody como modelo de compañía, pero el actor de El funeral da más grima que Marilyn Manson.
Afortunadamente, la publicidad española está a la vanguardia y los fabricantes de lácteos han pasado de yogurines como José Coronado, Belén Rueda y Hugo Silva en beneficio de Carmen Machi, que nos anima a movilizar nuestra flora intestinal derrochando campechanía.
Consejo de frívola: Vincent Gallo, pídele a L'Oreal una cremita que te cambie la cara. Y de paso un crecepelo para Michael Keaton.
Isabella Della Sicilia
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