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6/10

Horrible Bosses (U.S.A., 2011)

Dirección: Seth Gordon.

Guión: Michael Markowitz, John Francis Daley, Jonathan M. Goldstein.

Intérpretes: Charlie Day, Jason Bateman, Jason Sudeikis, Jennifer Aniston, Kevin Spacey, Colin Farrell, Donald Sutherland, Jamie Foxx, Julie Bowen.

Música original: Christopher Lennertz.

Fotografía: David Hennings.

Montaje: Peter Teschner.

Idioma: Inglés.

Duración: 100 minutos.

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Lo primero que habría que destacar es el repartazo de la película. Tres protagonistas curtidos en televisión que cada vez van teniendo una presencia más importante en la gran pantalla y luego un puñado de estrellas en papeles secundarios. De entre los protagonistas destaco dos debilidades personales, Charlie Day, el que más destaca en la película al igual que en su genial serie It’s always sunny in Philadelphia, y Jason Bateman, el protagonista de una de las mejores comedias de todos los tiempos, Arrested development, siempre a un grandísimo nivel. A estos dos genios les acompaña un Jason Sudeikis que ha sido una de las estrellas más importantes de Saturday Night Live de los últimos años, y que en la película está correctísimo, pero ligeramente ensombrecido por sus dos geniales compañeros de reparto.

Seth Gordon dirige con bastante oficio un guión con un índice altísimo de chistes por minuto, lástima que no todos sean todo lo efectivos que pudiésemos desear. La calidad de los interpretes hace que en muchos momentos la cosa parezca mucho más graciosa de lo que en realidad es y hasta que pasemos por alto que se usen recursos demasiado fáciles o de mal gusto, esto último es algo que a mi no me suele molestar mientras acabe siendo gracioso.

Cuando uno ve una película de este tipo no es normal ponerse a reflexionar acerca de la profundidad o coherencia de sus personajes, simplemente se pone el piloto automático y se trata de disfrutar de los chistes, pero en este caso es inevitable por lo pobremente escritos que están algunos de ellos. Los tres protagonistas cambian prácticamente  de personalidad sin sentido o explicación alguna, quien es alocado pasa a ser recatado y viceversa básicamente porque les conviene a los guionistas y no porque sea lo más coherente. Aun así el ritmo enloquecido hace que lo que nos molesta en un primer momento se nos olvide cuatro chistes después.

Al finalizar la proyección uno se queda con la sensación de haber visto una película entretenida, de las que da gusto ver de vez en cuando para simplemente pasar el rato, sin pensar demasiado y esbozando algo más que una sonrisa, una película que no te hace pensar que has tirado el alto precio de la entrada de cine a la basura aunque tampoco que hayas visto algo que vaya a perdurar en exceso en nuestra memoria.

David Sancho