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domingo, 28 de agosto de 2011

Festival de San Sebastián 2011: Avance.


16 filmes competirán por la Concha de Oro este mes de septiembre en el Festival de San Sebastián, que cumple su 59º edición. Inaugura, fuera de concruso, Juan Carlos Fresnadillo y su Intruders. Será el 16 de septiembre, día en el que comienza una edición que acabará el 24 de ese mismo mes.

Uno de los niños mimados del Festival, el mexicano Arturo Ripstein vuelve más de una década después a un certamen en el que ha conseguido dos veces el máximo galardón. Las razones del corazón supone su vuelta a la dirección después de un lustro inactivo. Otro habitual en Donostia es el japonés Hirokazu Kore-eda, que en esta ocasión se presenta con Kiseki.

Desde oriente, otros dos habituales en el circuito festivalero: el chino Wang Xiaoshuai compite con 11 flowers, mientras el coreano Kim ki-duk lo hará con Amen.

Desde Norteamerica llegarán dos producciones. La estadounidense Rampart, de Oren Moverman está protagonizada por Woody Harrelson, Robin Wright y Steve Buscemi. La canadiense Take this waltz es la segunda película que dirige Sarah Polley.

Otra actriz-directora que participará en esta edición, es la francesa Julie Delpy que ya va por su cuarto film: Le Skylab. La participación francesa se completa con Americano, de Mathieu Demy. Este es el debut como director del hijo de Agnés Varda y Jacques Demy (al que se le dedica este año una retrospectiva.
 
Siguiendo con la extensa participación europea; tendremos la presencia del prestigioso Terence Davies (The Deep Blue Sea), el sueco Björn Runge (Happy End), el griego Filippos Tsitos (Adikos Kosmos) y el portugués Joäo Canijo (Sangue do meu sangue).  

Los Marziano es la única producción llegada de Sudámerica, dirigida por la argentina Ana Katz. Cine en castellano que también podremos disfrutar con la habitual presencia española con tres títulos de tres pesos pesados. Benito Zambrano adapta La voz dormida, Enrique Urbizu vuleve al thriller con No habrá paz para los malvados, e Isaki Lacuesta presenta Los pasos dobles.

En cuanto a Zabaltegi, podremos ver lo mejor de varios festivales: Terrence Malick, Johnnie To y Steve McQueen, entre otros.

El Premio Donostia este año será para la actriz norteamericana Glen Close.

Destacar también el ciclo American Way ot Death, que repasa el cine negro americano de los últimos años: Tarantino, Fincher, Scorsese, Coen, Lumet, Mann, Nolan, Lynch, Jarmusch, Eastwood…para una cuarentena de títulos básicos en la reciente historia del cine americano.

viernes, 26 de agosto de 2011

Estrenos España: 26 de agosto 2011


Siete estrenos para este último fin de semana de agosto en las carteleras de nuestro país.

Para empezar, dos propuestas españolas. Lo contrario al amor llega dispuesta a atraer al público joven, con Hugo Silva al frente del reparto. De más modestas pretensiones, Arriya (La piedra), drama rural del director Alberto Gorritibera.

También dos estrenos estadounidenses. Destino final 5 sigue explotando la saga que inició James Wan, mientras El perfecto anfitrión es un thriller basado en la idea de un corto que el mismo director realizó en 2001.

Dos apuestas nórdicas. De Suecia nos llega Dinero fácil, thriller ambientado en los bajos fondos de Estocomo. Y de Dinamarca viene Superbrother, una película familiar con niño que se convierte en superhéroe.

Por último, desde Italia proviene el último trabajo de Gianni Di Gregorio: Gianni y sus mujeres, otra comedia italiana más que se estrena este año en nuestras pantallas.

jueves, 25 de agosto de 2011

FIPRESCI 2011: El árbol de la vida


Tras haber ganado la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, El árbol de la vida consigue el premio al mejor filme del año, en opinión de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica. El premio será entregado en la Ceremonia de apertura de la próxima edición del Festival de Cine de San Sebastián.

El nombre de Terrence Malick se une así a una lista en la que se encuentran ilustres como Roman Polanski, Michael Haneke, Paul Thomas Anderson, Pedro Almodóvar, o Jean-Luc Godard; para un galardón que se entrega desde 1999.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Taquilla España: 19-21 agosto

La asociación entre Abrams y Spielberg no ha podido dar mejores frutos en nuestro país. Casi 3 millones de euros en un solo fin de semana es una cifra magnífica para Super 8 que arrasa en el primer puesto. Menos de la mitad de recaudación (con una cifra de 200 copias más) se lleva Conan el bárbaro, el otro estreno fuerte de la semana, que se conforma con la segunda plaza.

Con paso firme sigue El origen del planeta de los simios, que se queda muy cerca de Conan, y supera ya los 10 millones totales. Cerca de esos 10 millones se sitúan Los pitufos, esta semana en 5ª posición. Por delante de ellos, la cuarta posición es para Zooloco, que este fin de semana recaudó 0,67 millones.

La boda de mi mejor amiga se mantiene bastante bien gracias al boca-oreja. Sexta posición, y una recaudación de casi medio millón. La caída más acusada de este fin de semana la ha sufrido Capitán América, que desciende al 7º puesto, con 0,37 millones.

En 8º y 9º lugar tenemos dos películas con cifras casi idénticas (0,13 millones), pero mientras una es la más veterana del Top ten (Harry Potter y las reliquias de la muerte II), la otra es el último de los estrenos que se cuelan en el Top Ten (Manuale d’amore 3). Cierra La víctima perfecta que no llega por poco a los cien mil euros.


Manuale d'amore 3. Las edades del amor

2/10
Manuale d'am3re (Italia, 2011).
Dirección: Giovanni Veronesi.
Intérpretes: Robert de Niro, Monica Bellucci, Ricardo Scamarcio, Laura Chiatti, Carlo Verdone.
Guión: Giovanni Veronesi, Ugo Chiti.
Fotografía: Giovanni Canevari.
Montaje: SPatrizio Marone.
Idioma: Italiano.
Duración: 125 minutos.



Amor de manual

No era nada excepcional, pero tampoco le vamos a negar a Manuale D’amore (2005) cierta simpatía poco pretenciosa. Una película perfectamente olvidable no exenta de un encanto que la hacía ideal para un consumo rápido y despreocupado. Incluso tenía algún pequeño detalle que la hacía destacar. Tras su éxito en taquilla, los responsables han querido explotar el filón. No he tenido oportunidad de ver la segunda parte (aunque parece que ya bajaba la calidad respecto a la original), pero podemos decir que esta tercera es un auténtico despropósito.

A Veronesi el invento no le da para mucho más, y ya empieza reduciendo de cuatro a tres el número de episodios que componen el film. En este caso, tres etapas de la vida: Juventud, Madurez, y Más allá (¿?). Resulta curioso que no haya una historia dedicada realmente al amor juvenil; ya que la protagonizada por Ricardo Scamarcio versa, más bien, sobre el paso hacia la madurez. Y la que corresponde a esta etapa está casi en la senectud. Mientras, lo de “más allá”, que suena muy ultratumba, es un simple eufemismo para no decir “vejez”.

Pero esta disminución de contenido no redunda en una mayor calidad del film, que brilla por la ausencia de chispa y originalidad. Como afirma Veronesi se pueden escribir millones de historias acerca del amor. El problema es que ya se existen millones de esas historias. Sabemos que es difícil hacer algo original, pero estaría bien alejarse un poco del esperpento.

El capítulo sobre la juventud, siendo el menos lamentable de todos, reúne una sarta de tópicos incontables. Sobre la infidelidad, el miedo al compromiso, las dudas vitales…Incluso sobre la vida en el campo, y hasta la especulación urbanística. Todo de auténtico manual. Manual de principiante.

El segmento sobre la madurez degenera en una astracanada, un sinsentido en el que el veterano Carlo Verdone da rienda suelta a todo su histrionismo incontrolado. Una especie de Atracción fatal de vodevil, que intenta salir de su ridículo con un final que pretende dejar un poso entre amargo y tierno.

Por último, un fragmento que sirve para reunir a una pareja con nula química. Robert de Niro y Monica Bellucci forman la improbable pareja. Él, desatado con los tics que le acompañan en estos últimos (y tristes) años de su carrera. Ella, con una inexpresividad que no sabemos si es provocada por alguna intervención quirúrgica, o por el papelón que le toca desempeñar. En todo caso, otra historia mil veces vista, sobre que nunca es tarde empezar una nueva vida.

En fin, un saga que parece agotada, y que nunca debió haber trascendido de aquella primigenia obra poco importante, pero bastante fresca y amena.


Manuel Barrero Iglesias



Jerry Leiber: 25-04-1933/23-08-2011


El compositor Jerry Leiber fallece a los 79 años debido a complicaciones cardiopulmonares. Leiber ha pasado a la historia de la música norteamericana gracias a canciones como Stand By Me o Hound Dog (siempre junto a Mike Stoller). Auténtico referente de la música popular de los 50-60, teniendo mucho que ver en el éxito arrollador de Elvis Presley.

Jaihouse Rock es una de sus más famosas composiciones, dando nombre a la más famosa película protagonizada por Elvis: El rock de la cárcel (1957).

Nickolas Ashford: 04-05-1942/23-08-2011


A los 70 años de edad, y debido a un cáncer, ha fallecido el cantante Nickolas Ashford, autor de temas míticos como Ain't No Mountain High Enough o I'm Every Woman. Una carrera (y una vida) unida a su mujer Valerie Simpson.

Aparte de que sus canciones hayan sido utilizadas infinidad de veces para el cine, Ashford tuvo un pequeño papel en New Jack City (1991), en la que interpretaba a un reverendo.

martes, 23 de agosto de 2011

13 asesinos

9/10
Jûsan-nin no shikaku (Japón-Reino Unido, 2010).
Dirección: Takashi Miike.
Intérpretes: Kôji Yakusho, Yusuke Iseya, Takayuki Yamada, Tsuyoshi Ihara, Sosuke Takaoka.
Guión: Daisuke Tengan.
Música original: Kôji Endô.
Fotografía: Nobuyasu Kita.
Montaje: Kenji Yamashita.
Idioma: Japonés.
Duración: 141 minutos.



El regreso de los samuráis

El western es al cine americano como el cine de samuráis es al japonés. Aparte del paralelismo folclórico-cultural, la trayectoria de ambos géneros se asemeja bastante: vivieron una época dorada en sus respectivas cinematografías pero pasaron poco a poco al olvido con la llegada de los años 70. El Western tuvo más suerte y comenzó a resurgir en los años 90, mientras que el cine de samuráis tuvo que esperar al nuevo milenio para volver de la mano de cineastas como Yoji Yamada y su trilogía del samurái (El ocaso del Samurái, 2002; The hidden blade, 2004; Love and honor, 2006), Takeshi Kitano (Zatoichi, 2003), o Kore-eda (Hana, 2006). Sin embargo, sus historias estaban más centradas en pequeños dramas caseros y de honor que en la espada. Solo Zatoichi sí que tiene alguna escena de lucha memorable. ¿Dónde quedaron las historias épicas al estilo de Los siete samuráis de Kurosawa? Sí, con el auge de las películas de temática oriental Hollywood lo intentó, pero solo consiguió hacer el ridículo con El último samurái (2003). Así pues, hemos tenido que esperar hasta que Takashi Miike ha decidido recuperar títulos de la época dorada del cine de samuráis para poder volver a disfrutar de la
magnificencia de este género.

Tras ganar el Premio del público en el pasado Festival de Sitges 2010, llega por fin a nuestras pantallas la primera y sorprendente incursión de Takashi Miike en el cine de samuráis. Sorprendente porque no nos encontramos al Miike excesivo y recargado sino que se trata de una narración seria y sobria, aunque manteniendo la cota de entretenimiento que suelen tener sus películas. Esto se debe a que el deseo de Miike era respetar la forma clásica con las que se hacían antes este tipo de películas. Precisamente uno de los mejores puntos de sus 13 asesinos, sobre todo para los nostálgicos, es que rezuma del espíritu de esa época dorada del cine de samuráis. Basado en el guión de Kaneo Ikegami que llevó al cine Eichii Kudo en 1963, y adaptado por Daisuke Tengan (hijo de Shohei Imamura) para esta nueva versión (dándole un nuevo aire a la historia), se nos cuenta la versión extra-oficial de la muerte de un personaje real de la historia de Japón.

En 1844, a finales de la época Edo, Japón disfruta de un periodo de paz y estabilidad política en el que la figura del samurái queda prácticamente recluida a ser el cuerpo de seguridad de sus señores feudales. Esta tranquilidad es amenazada por el creciente poder de lord Naritsugu, el cruel y sádico medio-hermano menor del Shogun. Ante la noticia de que ha decidido convertirle en su próximo Consejero Mayor, miembros del consejo piden ayuda a Shimada Shinzaemon (Kôji Yakusho), un samurái de alto rango viudo y prácticamente retirado, para que junto a los samuráis que él elija termine con la vida de Naritsugu y así evitar de raíz que pueda acceder a este puesto en el que influiría de manera nefasta sobre las futuras decisiones del Shogun y el destino del país.

Shinzaemon consigue acompañarse para la misión de 12 samuráis de todo tipo: su vividor sobrino amante del juego y las mujeres, un samurái que ha consagrado su vida al kendo y su discípulo, samuráis sin señor interesados aparte de en la causa en el dinero, un bandido un tanto excéntrico,… Personajes todos ellos que se ganan nuestra simpatía y con los que sufriremos cuando llegue el momento de la batalla. ¡Y qué batalla final! prácticamente la mitad final del metraje es una maravillosa batalla en un pequeño pueblo transformado en una trampa mortal para los 200 hombres de Naritsugu. Todo un espectáculo visual y de ingenio donde Miike juega a sorprender y entretener al espectador con gran habilidad.

Así como se busca que simpaticemos con los asesinos, se hace lo propio para que veamos como justa y legítima la muerte del villano. Naritsugu se nos muestra a través de sus actos de crueldad y sadismo que éste perpetra abusando de su poder y la seguridad que le da su posición. Violaciones, mutilaciones y asesinatos de familias enteras a sangre fría, niños incluidos, solo por diversión, hace que se gane a pulso su ejecución. Algo interesante que aporta esta versión a su predecesora es que este personaje, teniendo en ambas la misma base, está más presente y gana en matices, gracias en parte a la interpretación de Gorô Inagaki. Se acentúa su sadismo y llegada la batalla final toma mayor protagonismo, no solo se nos muestra como siente miedo sino que también disfruta del caos reinante aunque su vida peligre. Al ser más retorcido aún se vuelve mucho más atractivo.

Pero no solo es una lucha de buenos y malos. Más allá del bien y del mal está el honor y el servicio a tu señor, que está por encima de todo. 13 asesinos amalgama toda la esencia del cine de samuráis clásico y va un poco más allá aprovechándose de las nuevas tecnologías para enriquecer el espectáculo pero sin abusar de ellas.

En verano los blockbuster americanos son los que se llevan la taquilla eclipsando otras propuestas igual o más entretenidas, con menos imagen 3D usada a lo loco y más cine de calidad. Independientemente de la taquilla, esperemos que con este film se abra del todo la veda para que el cine de samuráis vuelva a tomar fuerza y no solo nos lleguen Yakuzas y cine de terror de las tierras niponas.


M. Lofish



La víctima perfecta


3/10
The Resident  (Reino Unido-USA, 2011).
Dirección: Antti Jokinen.
Intérpretes: Hilary Swank, Jeffrey Dean Morgan, Lee Pace, Christopher Lee, Aunjanue Ellis.
Guión: Antti Jokinen, Robert Orr.
Música original: John Ottman.
Fotografía: Guillermo Navarro.
Montaje: Stuart Levy, Bob Murawski.
Idioma: Inglés.
Duración: 91 minutos.






La quimérica atracción

La mítica productora inglesa Hammer, que llevaría a cabo la realización de destacadas obras del cine de género bajo un sello personal hasta finales de los años setenta; regresó el pasado año de manera totalmente innecesaria para realizar una nueva versión de la reciente y fascinante Déjame entrar, en la que llovieron -contra todo pronóstico- inmejorables críticas.

Dejando a un lado los remakes, aunque a primera mano lo pudiera parecer; este segundo proyecto recupera el thriller psicológico, que su propio director, además de aportar la idea original, define como una mezcla entre El quimérico inquilino de Polanski y Atracción fatal de Adrian Lyne. Aunque el actor Christopher Lee, que realiza un papel secundario en el filme y que la productora ha pretendido recuperar como parte de su sello personal, -y único acierto del filme-, prefiere compararla con La semilla del Diablo. Y la verdad es que aún me pregunto en dónde habrá visto el bueno de Lee tal similitud.

El filme del finlandés Anti Jokinen, rodado en la gran manzana, se desarrolla casi por completo en un edificio antiguo al que va a parar en regimen de alquiler una cirujana que acaba de romper con su novio tras una infidelidad. Juliet, encarnada por Hilary Swank, otro de los reclamos de la película, pronto se sentirá atraída por el casero Max, el atractivo Jeffrey Dean Morgan, -actor que guarda por cierto, gran parecido con Robert Downey Jr. y que en mi opinion, es un claro error de casting, ya que sería de mayor efectividad si el acosador fuera de físico aborrecible-, aunque Juliet pronto se dará cuenta de que alguien empieza a acecharla en la oscuridad de aquel viejo inmueble.
Por supuesto, pronto se descubrirá a modo de innecesarios flashbacks que es el casero el que le vigila debido a una obsesión psicótica que tiene hacia la chica. Hasta aquí nada nuevo nos ofrece La víctima perfecta, pero ni tan siquiera en su posterior desarrollo consigue producir un mínimo de interés o suspense, debido a situaciones más que manidas y previsibles giros de guión, que no logran engañar ni al espectador más tonto.

Es por esto que podría incluso confundirse con uno de los tantos telefilmes que surgieron en los noventa a raíz del éxito de cintas como La mano que mece la cuna o Mujer blanca soltera busca, que las hay a porrillo, e incluso mejores. Porque aparte de un guión mediocre, con personajes planos e irrelevantes, -desde la amiga enfermera de Juliet, al novio infiel o incluso el siniestro abuelo del casero, recreado por un desaprovechadísimo Christopher Lee-, nos encontramos con un ritmo lento y un argumento que no aporta absolutamente nada al género, y cuya razón de ser se me antoja más que dudosa.




Jesús Palop



lunes, 22 de agosto de 2011

J.J. Abrams: ¿El nuevo Mesías?

J.J. Abrams es un tipo que hace diez años era un gran desconocido, pero que en la última década ha tenido una carrera meteórica que le ha convertido en uno de los personajes más importantes de la televisión, éxito que va trasladando rápidamente a la gran pantalla.

Comenzó como guionista de películas de medio pelo como A propósito de Henry, Eternamente joven o Armageddon, y de la relativamente interesante, la primera hora es bastante entretenida, Nunca juegues con extraños. Posteriormente inició su carrera televisiva con la irregular, aunque muy conocida, Felicity, serie que, aunque no le hizo famoso, le permitió afrontar proyectos más ambiciosos.

Su primer éxito televisivo fue Alias, una serie que por nuestro país ha pasado siempre sin pena ni gloria, pero que supone un referente del género y, sobretodo, una gran fuente de inspiración para los futuros proyectos televisivos de Abrams, ya que Perdidos y Fringe están repletos de referencias a ella. La historia de la agente del F.B.I. Sydney Bristow, interpretada por Jennifer Garner, es una mezcla de thriller y ciencia ficción que nos dio dos temporadas geniales, pero que acabó bajando el nivel en las dos últimas, justo cuando Abrams dejó de estar especialmente involucrado en ella.

Tras la infravalorada Alias, o más bien mientras que ésta decaía, Abrams se embarcó en su proyecto más exitoso hasta la fecha, Perdidos. El éxito de la serie fue tremendo, y no precisamente por sus audiencias en Estados Unidos, donde no estaba entre las más vistas, sino por lo entregados que fueron sus fans y por esa aura de serie de culto que tuvo desde sus inicios. Una serie con una media de espectadores que no solía superar los diez millones de espectadores, por lo menos en su última etapa, pero que mediáticamente era portentosa, siendo una de las serie más descargadas y una de las emitidas en mayor número de países. El problema, como en casi todas las series de Abrams, es que cuando él empezó a desvincularse del proyecto, este empezó a decaer, opinión personal que será discutida por muchos fans de la serie, ya que ninguno de sus colaboradores habituales, Alex Kurtzman y Roberto Orci a la cabeza, consigue los resultados en solitario que consiguen cuando están capitaneados por Abrams. Al final, la serie decepcionó a muchos con un final inesperado por insulso y facilón que no hacía justicia al conjunto de la serie.

En los últimos años de Perdidos, Abrams creó para la Fox la serie Fringe, serie de ciencia ficción que fue rápidamente relacionada con la mítica Expediente X, aunque, en mi opinión, son muchas más las similitudes con Alias. Fringe pasa actualmente momentos difíciles, con audiencias bajas que auguran un final no muy lejano para la serie, la cual se sustenta en unos fans muy entregados. Lo cierto es que Fringe es una serie complicada, una serie que comenzó siendo un producto al uso, de esos en los que se resuelve un caso por capítulo, pero que ha acabado creando un universo propio episodio tras episodio, haciéndose grande temporada tras temporada, con unos actores cada vez más cómodos en sus papeles, destacar la genialidad de John Noble y el extraño encanto de Anna Torv, apuntando todo a que la serie será cancelada justo cuando esté en su mejor momento.

También en medio de Perdidos, Abrams creo las series Seis grados para la ABC y Undercovers para la NBC, primeros fracasos televisivos para el bueno de J.J., de las cuales no se llegó a emitir la primera temporada en su totalidad. Actualmente tiene pendientes de estreno dos nuevas series, Alcatraz y Person of interest, series que vienen avaladas por el sello Abrams, aunque tiene toda la pinta de que simplemente escribirá el piloto y supervisará la producción… ya veremos lo que pasa con ellas.

En su faceta como director de cine, Abrams también ha acabado destacando. En su primera incursión en la gran pantalla tuvo la difícil tarea de revitalizar la saga de Misión imposible tras la nefasta segunda parte dirigida por John Woo, y, aunque el resultado en taquilla no fue el esperado, lo cierto es que el resultado fue mucho más satisfactorio de lo esperado, siendo una de las películas de acción más entretenidas de lo últimos años, basando su éxito en un argumento sencillo y unas escenas de acción absolutamente espectaculares.

Tras el relativo éxito obtenido con M:I-3, Abrams se dispuso a revitalizar otra saga, esta vez una que se encontraba en una estado de decadencia mucho más agudo, la de Star Trek. Éxito en taquilla para una película que consiguió lo que parecía imposible, que los que jamás hemos tenido interés por las demás películas o la propia serie, fuésemos al cine al cine a verla y, lo que es mejor, que nos gustase.

Pendiente de estreno en nuestro país, al menos mientras escribo estas líneas, se encuentra la última película de Abrams, Super 8, un homenaje a los clásicos de Spielberg que ha recibido desiguales críticas en los Estados Unidos y unos medianamente aceptables datos en taquilla.

En la lista de futuros proyectos tiene una nueva entrega de la saga de Star Trek, como director, y la cuarta entrega de Misión imposible y la continuación de Monstruoso como productor.

Muchos proyectos pendientes, algunos de ellos muy interesantes y la certeza de que vendrán muchos más éxitos de la mano de este pequeño genio que puede marcar una época a poco que mantenga su nivel. Yo tal vez le pediría que desarrollase menos proyectos y que se centrase más en ellos, en vez de parirlos y darlos en adopción, acabando muchos en una degradación innecesaria e indigna, pero aun así no cabe duda de que Abrams es uno de los tipos importantes de Hollywood en este momentos y que se lo ha ganado por méritos propios.



David Sancho

domingo, 21 de agosto de 2011

Rose Byrne: Dulce Rosa

Recuerdo que la primera vez que me cautivó la angelical Rose Byrne fue en ese despropósito llamado Sunshine. Es posible que la baja calidad del film hiciera que mi atención se centrara mucho más en ella, pero lo cierto es que brillaba con luz propia (junto al también estupendo Cillian Murphy).

Pero antes de esto ya había aparecido en algún pequeño papel dentro de grandes producciones, como Troya o Star Wars: Episodio II – El ataque de los clones. En 2006 Sofia Coppola le dio la oportunidad de ser la Duquesa de Polignac en la controvertida versión de María Antonieta. En ese mismo año, intervino en The Dead Girl, película en la que le tocaba sufrir por una hermana desaparecida años atrás


A Byrne le quedan bien los personajes de aparente fragilidad, pero de gran fuerza interior, que se enfrenta a situaciones extremas. Así, le ha tocado enfrentarse a, no una, sino dos situaciones apocalípticas. En la desasosegante 28 semanas después tenía mucho más margen para demostrar su talento que en la más efectista Señales del futuro, en la que tenía que defender un muy desdibujado personaje.

Hace poco la hemos visto teniéndose que enfrentar a seres sobrenaturales en Insidious, donde volvía a mezclar su imagen delicada con una fortaleza admirable. También este año la hemos visto como la doctora Moira MacTargert en X-Men: Primera generación.


Casi siempre personajes de exquisita integridad. Por eso, supone un enorme placer verla en un registro tan distinto como el de La boda de mi mejor amigaByrne demuestra su versatilidad al bordar un papel que es a la vez cómico, odioso, entrañable y patético.

Pero siempre encantadora. Porque Rose Byrne es, sencillamente, adorable.


Manuel Barrero Iglesias

sábado, 20 de agosto de 2011

El origen del planeta de los simios

Rise of the Planet of the Apes (USA, 2011).
Dirección: Rupert Wyatt.
Intérpretes: James Franco, Freida Pinto, John Lithgow, Brian Cox, Andy Serkis.
Guión: Rick Jaffa, Amanda Silver,
Música original: Patrick Doyle.
Fotografía: Conrad Buff IV.
Montaje: Mark Goldblatt.
Idioma: Inglés.
Duración: 105 minutos.
 




Experimento satisfactorio

El tiempo ha convertido la imagen de Charlton Heston gritando aquello de: “¡Yo os maldigo a todos!”, frente a la Estatua de la Libertad al final de El Planeta de los simios en un icono del cine sesentero y, por extensión, a esa obra de Franklin J. Schaffner (Patton, Los niños del Brasil) en todo un clásico menor. Nada menos que cuatro secuelas de corte mucho menos interesante, y un innecesario y reciente remake siguieron la estela del film original.

Más de tres décadas después Hollywood nos plantea recuperar la idea primigenia de la saga con la ocurrencia de retrotraernos al motivo que pudo llevar a un grupo de monos a tomar el control del planeta Tierra. Así contado el invento sonaba a una de esas ocurrencias de algún guionista aburrido incapaz de producir nada más interesante. Sonaba a producto prefabricado propio de un taquillazo veraniego de consumo fácil.

Para el comentado encargo la 20th Century Fox contrató a Rupert Wyatt, un tipo de quien tan sólo se conocía su anterior The Escapist. Pues bien: el señor Wyatt se nos ha destapado con un trabajo muy efectivo y poderoso por momentos pero, en el fondo, contenido, al no querer ir más allá de plantear (en unos treinta últimos minutos brillantes) el surgimiento de un levantamiento controlado y puntual de aquellos simios “infectados” en la ciudad de San Francisco, liderados por un tal César (un lucidísimo Andy Serkis escondido, nuevamente, tras una estupenda labor de infografía), contra los humanos que les sometían.

La propuesta resulta fascinante porque sabemos que aquello que vemos desembocará en la historia ya contada por Schaffner. Queda la duda, más tras corroborar el buen funcionamiento general en recaudación, si para llegar a dicha conclusión la industria hollywoodiense hará un par de paradas más en busca de nuevos ingresos. Sería una lástima ya que esta película llega, desde mi punto de vista, justo hasta donde debe. La imaginación, cual elipsis gigantesca, nos debe trasladar directamente a la cinta rodada en 1968.

Se le puede acusar al guión de ser algo facilón, en demasiadas ocasiones, en la búsqueda de excusas o razones (lo de la cura del Alzheimer y ese padre que aparece y desaparece resulta de lo más obvio) pero creo que es mejor quedarse con una realización esmerada en cuidar la forma en la que la inteligencia va brotando en el simio protagonista y en cómo éste avanza en la manera de comunicarse con sus mismos especímenes cuando aún no han dado el paso de ser seres más avanzados intelectualmente. Son momentos de cine casi mudo, por no contener palabras, y el director los resuelve con inmejorable soltura, sin hacer aburrida la acción contada en ningún instante.

Hay mensajes evidentes (tal vez demasiado) detrás del comportamiento de César. Mensajes que nos hablan no muy bien del carácter profundo del hombre en el tiempo actual. Como reflexión tampoco está de más. La esencia está en recordadnos hasta qué punto el egoísmo individual o colectivo nos puede llevar a enfrentarnos a nuestra propia extinción.

Muchas veces se ha dicho que si el ser humano desaparece es bastante más posible que sea debido a la aparición de algún ser microscópico contra el que no podamos luchar que por la caída, por ejemplo, de un nuevo meteorito sobre el globo terráqueo. Si eso sucediera es probable que una nueva especie tome las riendas de nuestro mundo. El origen del planeta de los simios nos plantea que esa especie pueda ser un “monstruo” creado por nosotros mismos, que se rebele contra todo y contra todos. Ojalá nunca lleguemos a merecérnoslo, aunque, repasando los libros de historia y contemplando ciertas situaciones del presente en que vivimos, cueste ser optimista.

Lo que pudo ser un rebuscado experimento estival sin gracia ni interés alguno, se termina convirtiendo en un filme que se toma muy en serio, que se toma en serio al espectador y que concluye dejando cierto poso construyendo algunas imágenes de estudiado calado. Veremos si la frase final del simio César llega a dejar una huella similar a aquellas de Mr. Heston con las que comencé mi comentario. Es posible que no, pero al menos a mí, se me erizó hasta el último de mis cabellos.


Jorge R.



Samuel L. Jackson: Ezequiel 25:17

Nuestro protagonista tiene más de un centenar de películas a sus espaldas. Desde principio de los 90, lleva un ritmo de trabajo envidiable, bajando rara vez de las cuatro películas por año. Otro asunto sería entrar a valorar la calidad de la gran mayoría de esos trabajos. Ahora, vuelve un poco a esa primera línea que no pisa desde hace bastante. Aunque sea en la retaguardia, por interpretar a Nick Fury en las dos Iron Man, Thor y Capitán América. Y atención, que el año que viene llega The Avengers, en la que se espera tenga mayor protagonismo. Incluso se rumorea la posibilidad de una película protagonizada por este personaje para 2014.

Con sus más de 60 años Samuel L. Jackson ya se ha ganado esa imagen de hombre venerable. Recordemos su Marce Windu de la última trilogía galáctica de George Lucas. Y si hay algo por lo que impone respeto (además de esa imagen de imperturbable calma), es una voz profunda y firme. Y así, una de las mejores películas en las que ha participado durante esta última década es Los increíbles, en la que ponía voz a Frozone. Ah, y su amigo Tarantino lo convirtió en narrador de Malditos bastardos.

La relación entre actor y director quizás sea una de las más perfectas que se hayan dado en los últimos años. No muy extensa, pero tremendamente fructífera. Desde luego, la carrera de Jackson no hubiera sido lo que es de no haberse cruzado Quentin en su camino. De la misma forma, Pulp Fiction no sería la misma película sin Samuel. Jules Winnfield podría ser el mejor personaje creado por Tarantino, lo cual es mucho decir. Bueno, quizás sea una afirmación algo atrevida, pero es que Jules es pura esencia tarantiniana. Verborrea incontenible para diálogos que convierten lo absurdo en sublime. Esas conversaciones con Vincent (Travolta) Vega forman ya parte de la Historia del cine, haciendo de lo trivial algo que roza la genialidad humorística. No soy capaz de imaginar a nadie mejor que Jackson para soltar tal cantidad de disparates y hacer que parezcan el colmo de la coherencia. Ese asesino místico, filosófico gangster que despacha a sus víctimas con un pasaje bíblico.

Y si locuaz se muestra en Pulp Fiction, qué decir de Jackie Brown. Un protagonista en toda regla, para una película muy reivindicable, y algo olvidada en la apabullante filmografía del director. Ordell es tremendo. Encantador y aborrecible a la vez, conforma junto a Robert de Niro otra pareja (en cierta forma) cómica de tremenda altura. Y estamos de enhorabuena. Parece que ambos volverán a rodar juntos muy, muy pronto, en un proyecto que se anuncia como Django Unchained.

El bueno de Samuel tiene algún que otro buen trabajo por ahí. Debo reconocer la debilidad por el Zeus de la muy divertida Jungla de cristal. La venganza. O Su Elijah de El protegido, que es magnífico. Pero igual que Robert de Niro es menos de Niro sin Scorsese, Jackson es menos Jackson sin Tarantino.




Manuel Barrero Iglesias
 
 
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