El verano suele ser época de vacas flacas en cuanto a calidad cinematográfica se refiere, llenando las carteleras de productos inanes. Para colmo de males, este verano también anda escaso de carnaza en las pantallas españolas. Lo tórrido deja paso a lo sutil, lo cual tampoco está nada mal.
Valga como ejemplo Sólo una noche. Obviamente, nos quedamos con las ganas de ver a los muy sexuales Eva Mendes y Sam Worthington poniendo toda la carne en el asador. Al contrario, sus escarceos se mueven en la excesiva timidez. Lo que no es óbice para que esa piscina que comparten en ropa interior eche humo, a pesar de que casi no haya contacto entre ellos.
Más púdicos aún se muestran en Beginners, el siempre atractivo Ewan McGregor (que no para de mejorar con los años), y ese nuevo valor llamado Mélanie Laurent. Ambos forman una adorable pareja que se lleva en la cama la mitad del tiempo, pero casi siempre vestidos.
Otra magnética belleza francesa que aguanta con dos películas en cartel es Marion Cotillard; que despliega todos sus encantos tanto en Pequeñas mentiras sin importancia, como en (sobre todo) Midnight in Paris. Aunque, por supuesto, también de forma muy recatada.
La cosa va de francesas. El reestreno de clásicos en los Verdi, nos da la oportunidad de ver en pantalla grande la turbadora Repulsión, con una Catherine Deneuve en su máximo esplendor de fascinante frialdad.
En las antípodas, la cálida Micaela Ramazzoti, una moderna versión de la clásica bella donna italiana. Aunque le falte algo de carnalidad, es inevitable fijar la mirada en un personaje lleno de candidez y sensualidad. Aunque la inocencia que conlleva su personaje de La prima cosa bella le impida mostrar demasiado.
El mes de agosto se intuye aún más árido. Como adelanto, podemos decir que Capitán América apenas nos regala algún breve plano del musculoso protagonista (algo que sí explotaban más en Thor). Mientras que en La boda mi mejor amiga, salida de la factoría Apatow, no hay nada que rascar.
Manuel Vuayer