Críticas: Nowhere Boy

7/10
Nowhere Boy (Reino Unido-Canadá, 2009).

Dirección: Sam Taylor-Wood.

Intérpretes: Kristin Scott Thomas, Aaron Johnson, Thomas Sangster, Anne-Marie Duff.


Guión: Matt Greenhalgh.

Música original: Alison Goldfrapp, Will Gregory.


Fotografía: Seamus McGarvey.

Montaje: Lisa Gunning

Idioma: Inglés.

Duración: 98 minutos.


El joven Lennon

Por M.Lofish

John es un chico de Liverpool de los años 50, gamberro y rebelde, abandonado a los cinco años por su madre a manos de su tía; que encuentra en la música un camino para conseguir ser alguien en la vida y no un don nadie como le auguraban. Un chico que resulta que se convertiría nada menos en uno de los Fab Four y uno de los personajes más relevantes de los años 60. John Lennon.

Con un poco de retraso se estrena en los cines españoles el debut en la dirección de la artista y fotógrafa Sam Taylor-Wood. Respaldada por un guión a cargo de Matt Greenhalgh que ya hizo lo propio en Control (2007) con la vida de otro personaje mítico del mundo de la música, el también desaparecido líder de Joy Division, Ian Curtis. En el reparto destacan Kristin Scott Thomas (El paciente inglés) como "Mimi", la estricta tía de John, y Aaron Johnson (Kick-ass) como Lennon en plena adolescencia, que si bien no tiene con el beatle un gran parecido físico, consigue transmitir la fuerza y el espíritu irreverente y carismático de su personaje.

Nowhere Boy no peca de mitomanía, sino que nos muestra una vida como pudiera haber sido la de cualquier otro chico de su época. Incluso a veces podemos llegar a olvidar de quien se trata realmente, pareciendo que estemos ante un drama más que ante un biopic, tan delgada es la línea entre uno y otro. Tal vez demasiado drama, sobre todo en la primera parte, centrada en su desestructurada familia, su relación con su tía y el anhelado reencuentro con su madre.

Quien vaya esperando encontrar al Lennon músico tendrá que armarse de paciencia y aguardar hasta la segunda parte, donde vemos sus inicios en ese mundo, más por predisposición que por vocación, el papel fundamental que tuvo su madre para que esto ocurriera. Así como sus influencias musicales en aquella época, la formación de su banda, The Quarrymen, su primer encuentro y el comienzo de su amistad con Paul Maccarthny. Con todos estos elementos Sam Taylor-Wood consigue un biopic correcto sobre el camino inicial que recorrió el joven Lennon y las circunstancias que le rodearon hasta convertirse en lo que llegaría a ser, que precisamente no fue para nada un Nowhere Boy.

Como era de esperar, aunque curiosamente su nombre nunca se pronuncia en ningún momento, no están ausentes las referencias a la banda que le haría grande. De manera sutil encontramos un acorde aquí, un lugar mítico por allá, el propio nombre de la película… pequeños guiños que harán las delicias de los más beatlemaníacos.