Lo mejor que he oído sobre la infidelidad con retoño incluido de Arnold 'Adultereitor' Schwarznegger lo soltó el showman estadounidense Bill Maher: "Es imposible que engañara a su mujer durante diez años; ¡eso significaría que tuvo que interpretar!".
No sabe interpretar y no le hacía falta: 'Arnie' jugaba con ventaja. En Mentiras arriesgadas se me hacía poco creíble que una mujerona como Jamie Lee Curtis, su esposa en la ficción, pudiera pensar que ese cacho de carne con ojos tuviera la osadía de dejarla por las noches para irse con otras; pues supongo que igual le pasaría a María Shriver. Aunque su ya ex marido ni siquiera se molestó en salir a buscar hamburguesa teniendo solomillo en casa (gracias, Paul Newman, por la frase y el detalle); se comió el Big Mac a domicilio.
Quizá lo de 'solomillo' le viene grande a una mujer que eligió y aguantó durante 25 años a un tío con cara de bestia, pinta de no ser muy listo (aunque peligroso un rato) y ¡conservador!, viniendo ella de la dinastía Kennedy. Desde luego las chicas de la órbita de este clan no se caracterizan por tener mucha suerte: que se lo digan a Jackie o a la mismísima Marilyn.
Todo lo anterior (más una filmografía generalmente prescindible, pero eso es una tara sólo para los que habitamos esta Tierra Filme) fue la coartada perfecta de Schwarznegger, que, en un alarde espectacular de doble moral, hacía películas chungas, gobernaba un estado de igual manera y sonreía con su dentadura neardental junto a su mujer e hijos, todo ello mientras se trajinaba a Mildred Baena, una de sus empleadas domésticas. No contento con ello, la embarazó y tras anunciar su divorcio se ha visto obligado a confesar la existencia del crío, de 14 años, y el motivo real de la ruptura: que el depredador no era el bicho desagradable al que se enfrentó en la selva, sino él mismo. Vaya, y yo que pensaba que el papel que mejor lo representaba era el de Los gemelos golpean dos veces, un paleto en la línea de los montajes de El Informal, en los que el genial Micky Nadal se encargaba de doblarlo a grito de “¡¡¡¡¡¡mañooooo!!!!!
Y claro, este tipo de escándalos tiene una segunda parte que, como suele pasar en cine, es peor que la primera. Y no me refiero al divorcio, que le va a costar 200 millones de dolares (ya ha contratado al abogado que alejó a Brad Pitt de los brazos de Jennifer Aniston para soltarlo en los de la Jolie), ni a que su hijo mayor haya cambiado su apellido por el de su madre (qué regocijo para sus profesores a la hora de pasar lista). Hablo de esas supuestas antiguas amantes que proliferan cual gremlin cantando bajo la lluvia, lo que demuestra que las mujeres a veces podemos tener muy mal gusto. O que la necesidad es muy mala, tal como me temo es el caso de Mildred Baena, que, sin ser una androide venida del futuro, ni parecerse lo más mínimo a Sarah Connor, ha acabado con el mismísimo Terminator, al menos en lo que reputación se refiere.
Ahora Brigitte Nielsen ha asegurado que tuvo un affaire con Conan el Bárbaro cuando éste estaba ennoviado con María Shriver; no sabemos que réditos querrá conseguir con esta confesión, aparte de ostentar el trono de las mujeres con estómago de hierro, ya que, no lo olvidemos, es ex de otro 'expendable', Sylvester Stallone. Y, sin darle vela en este entierro, Jane Seymour, esa actriz que ha aportado tanto al mundo de la interpretación como Andoni Ferreño, se ha despachado anunciado que van a salir más amantes, así, en plan zombies en las pelis de Romero.
A todo esto, Schwarznegger ha presentado serie de dibujos animados y amenaza con volver a la actuación por la puerta grande: con una quinta parte de Terminator.
Consejo de frívola: maño, ten dignidad y sal de escena. Sayonara, baby.
Isabella Della Sicilia
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